VI Edición

Curso 2009 - 2010

Alejandro Quintana

Lo políticamente correcto

Isabel Echaniz Macarulla, 17 años

                 Colegio Ayalde (Bilbao)  

En nuestra sociedad, se define como “políticamente correcto” a aquellas actitudes que implican no ofender a determinados grupos sociales. En esta enunciación, apreciamos que no se especifica el contenido de dichas ofensas ni la personalidad de dichos grupos. Por esa razón, puede parecer algo apropiado, una manera de facilitar la convivencia. Sin embargo, dada esta falta de precisión, se acaba por maximizar a dichos grupos sociales, que suelen ser minoritarios y hasta anecdóticos, por el mero hecho de ser poco concurridos.

Un claro ejemplo lo encontramos en Estados Unidos, en donde el racismo era habitual hasta hace poco. Hoy, adoptar esta postura se considera despreciable. No obstante, criticar a una persona negra se considera “políticamente incorrecto”, aunque no se esté hablando mal de él por el color de su piel, sino por su comportamiento o decisiones. Del mismo modo, esto afecta a los homosexuales, a los que de pronto nadie puede juzgar por sus actos, salvo que desees que te tachen de persona intolerante. De esta manera, se está logrando una discriminación positiva con estos grupos.

El Gobierno español, por poner otro ejemplo, ha decidido que la mitad de sus componentes sean mujeres, sin tener en cuenta la capacidad de las candidatas. Han forzado la presencia de mujeres como ministras, a pesar de que algunas de ellas no están capacitadas para ejercer semejante responsabilidad, considerándose esta acción “políticamente correcta”, a pesar del grave perjuicio para España.

Lo mismo ocurre con la religión católica, atacada estos últimos años. Anteriormente, los ateos estaban mal vistos, ya que era exigido el cumplimiento de la religión. Como ahora lo progresista parece que reside en ser ateo, no se considera “políticamente correcto” afirmar en público que se cree en Dios y se pertenece a la Iglesia. Sólo hay que recordar aquella campaña publicitaria que se anunciaba en los autobuses de Barcelona: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida”.

En conclusión, el término “políticamente correcto” carece de significado ya que cambia con las épocas. Por otro lado, consigue que determinados grupos sociales, antes marginales, impongan sus criterios al resto de la población, únicamente por pertenecer a esta colectividad.