XVII Edición

Curso 2020 - 2021

Alejandro Quintana

Lo que aprendí
de Bachillerato 

Yakira Esparza, 16 años

Colegio IALE (Valencia) 

Bachillerato se puede convertir en una pesadilla para muchos estudiantes. Se suman infinitas horas de estudio y pocas de sueño, exámenes, problemas matemáticos que parecen imposibles de resolver y la presión por conseguir la nota media que nos permita entrar en la carrera elegida. Me hubiera gustado saber muchas cosas antes de empezar esta etapa, justo aquellas que he ido descubriendo con el tiempo.

Desearía que alguien me hubiese advertido de todas las veces que iba a llegarme la tentación de querer rendirme. Que habría días en los que se me pegarían las sábanas de tal manera que ponerme el uniforme para salir a clase iba a ser un acto de heroísmo. Que llegarían noches de agobio al saber que no podría dormir las horas necesarias. Que en determinados momentos sería incapaz de comprender cómo puede caber tanta información en mi cabeza. Pero que, con todo, iba a levantarme, a ponerme el uniforme, a luchar como pudiera con el fin de superarlo.

También me hubiese gustado saber lo importante que es tener claras las prioridades. A veces estudiar implica renuncia, y en esto consiste el sacrificio, pues hay que esforzarse con ganas y sin ellas. No quiere decir que debamos abandonar nuestra vida social o familiar por los estudios. A mí me resultó complicado aprender a compaginarlo, pero ahora sé que es posible cuando hay una buena organización. 

Uno de mis profesores me recomendó buscar la motivación intrínseca, es decir, la que proviene del interior. Hasta ese momento ni siquiera me había planteado qué me motivaba. Comencé la búsqueda y me di cuenta de que me habría evitado numerosas frustraciones a la hora de ponerme a estudiar si, en su momento, hubiese tenido unos objetivos. No necesariamente de naturaleza universitaria y laboral. En mi caso, había olvidado que ir a clase es una oportunidad para aprender (no solo memorizar), así que tuve que reeducarme hasta redescubrir el gusto por el saber.

Ojalá hubiera conocido todas estas cosas desde el primer día, pues sufrí muchos momentos en los que pensé que no podría acabar este ciclo. Pero ahora sé, con certeza, que todo puede conseguirse. Bachillerato es duro, nos obliga a privarnos de muchas cosas e, incluso, hay momentos en los que perdemos la motivación. Pero es una etapa de la vida, una más, y como todas acaba para que podamos estar orgullosos de nuestro recorrido.