V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Me duelen todas las historias

Elena León, 16 años

                  Centro de Enseñanza Zalima (Córdoba)  

Me duelen todas las historias.

Me duele la barca despiadada de Caronte, las alas cerúleas de Ícaro, la piedra tenaz de Sísifo y las profecías ignoradas de Casandra.

Me duele también aquella tarde, cuando ellos llegaron navegando por un agua de quimeras e ilusiones. Rotas ya, infinitas cáscaras de nuez contra estas costas.

Me duele cuando cierran los ojos y recuerdan con añoranza el clima de las playas mediterráneas en marzo, sus tonos azules, el brillo de las olas al chocar contra las barcas ancladas en la orilla y el batir de ala de una gaviota sobre sus cabezas. Recuerdan, aunque en casa ya no quede nada, aunque sea imposible regresar al país en el que nunca fueron voz ni vida.

Me duele este país y su población enferma de amnesia, de crisis, de indiferencia y de desconfianza.

Sin embargo, lo que más me duele es no ser yo quien escribe las historias y ser, por tanto, incapaz de modificar un final que ignoro.

Pero quién sabe: tal vez Ulises hubiera sido feliz si hubiera logrado olvidarse de Ítaca.