X Edición
Curso 2013 - 2014
Mis motivos para luchar
Marina Patricia Piñero, 20 años
Colegio Altaviana (Valencia)
<<Es duro recordar a tu marido y a ti en la playa, con tus niñas, disfrutando de las vacaciones de verano. Es muy difícil ver cómo hemos pasado de tenerlo todo a no tener nada. Cómo la vida ha cambiado de forma progresiva por la mala organización y el exceso de personas ajenas a nuestra familia.
Mis hijas, Claudia y Estefanía, tienen sólo cinco y tres años. Es tan difícil esta situación para ellas… Han visto cómo cada día había menos cosas en casa, cómo cada vez hacíamos menos actividades: ya no salíamos los sábados a merendar a la hamburguesería del centro comercial ni al cine los domingos.
Cuando llega la hora de la comida me echo a temblar. Todos los días me preguntan si hay algo diferente que no sea arroz o macarrones con salchichas y tomate. En el desayuno preguntan si aún no han llegado al supermercado esas galletas que a ellas les gustan. Es la excusa que les pongo para que no sepan que no puedo comprarlas; tampoco cereales. A veces tampoco leche. Evito que vengan conmigo a hacer la compra, a pesar de que a Estefanía le encantaba acompañarme.
Mi marido y yo no hemos sido personas con grandes ingresos, pero teníamos para darnos algún que otro capricho, ya fuese solos o con las niñas. Vernos en la situación de no tener nada y depender de nuestras familias, de algunas organizaciones, etc., hizo que él no pudiera más y decidiera rendirse.
Yo no me desvanezco. Sigo luchando porque, a pesar de todo, sigue habiendo un poco de esperanza en mi interior. Es posible que cada día tengamos menos oportunidades o que el futuro de nuestro país me obligue a dejar a mis hijas con mis padres o a llevármelas conmigo al extranjero. Haré lo que haga falta por ellas, para que tengan una vida mejor que la mía y una infancia mejor que la de su bisabuelo.
Todo esto no me avergüenza. Cada mañana me levanto por ellas, para sacarlas adelante y que en el futuro puedan echar la vista atrás y sentirse orgullosas de su madre>>.
-Esta es la carta que ha escrito una madre a nuestro programa –dijo el presentador al finalizar la lectura-. No sólo muestra coraje si no el verdadero amor de una madre por sus hijas. Lo que realmente somos capaces de hacer por su bien -. Guardó unos momentos de silencio-. Deberíamos tomarla como ejemplo, porque todos podemos encontrar un motivo por el que levantarnos –la emoción le quebró la voz-. Buenos días y muchas gracias por vernos. Hasta el próximo programa.