III Edición

Curso 2006 - 2007

Alejandro Quintana

No quiero crecer

Isabel Carrasco, 15 años

                  Colegio Jesús María-CEU (Alicante)  

   Un niño entró en la consulta de un psicólogo.

   -Hola pequeño ¿Qué haces aquí?

   -Busco respuestas y consejos.

   -¿Y por qué no vas al psicólogo del colegio? ¿Por qué has venido a mi consulta?

   -No lo sé –el niño encogió los hombros.

   -Bueno, siéntate y cuéntamelo todo.

   -Gracias –tomó asiento-. Veras… Es que no quiero crecer.

   -¿Por qué no? Crecer no es malo.

   -Sí que lo es. Los mayores sólo hablan de cosas tristes.

   -¿Estás seguro? ¿A qué cosas te refieres?

   -El otro día me metí en la habitación de mi hermana mayor, que tiene dieciséis años y estaba llorando. Me fijé que tenía en las manos la foto de un chico, su novio. Ya no clavada al corcho. Ella me pidió que nunca me enamore, que duele mucho. Desde luego, yo no quiero estar como ella un día entero llorando. No, no quiero pasar nunca por eso.

   -Ah, con que es eso…

   -Solo acabo de empezar.

   -Sigue.

   -Bueno, no sé, quizá no debería haber venido.

   -Yo creo que has hecho bien. Mira, te doy un caramelo y me sigues contando.

Es muy interesante todo lo que dices.

   -Vale –cogió el dulce y se lo metió en la boca-. gracias.

   -Adelante...

   -Mi madre siempre está cansada. Dice que no puede trabajar ocho horas y después tener que hacer todas las labores de la casa, sin ninguna ayuda. Dice que ella sola no puede, que se quiere morir. Yo creo que no es feliz.

   -Eso se puede cambiar, entre todos podéis hacer un esfuerzo y ayudarle, tanto los pequeños como los mayores.

   -Yo siempre le pregunto en qué le puedo ayudar, pero ella me dice que soy muy pequeño todavía y no sé hacer bien las cosas de casa y que para hacerlo mal, mejor lo hace ella, y como mi hermana nunca quiere (mi padre dice que está en su época rebelde), y mi padre, bueno, él lo hace peor que yo, mi madre sufre mucho.

   -Ya, pero piensa que eso le pasa a muchas mujeres que trabajan y tienen familia. No debería ser así, pero desgraciadamente lo es.

   -Pero ella no se lo merece.

   -Eso es difícil cambiar, de momento. Sigue contándome...

   -Mi padre no sale de su despacho. Se pasa todo el día trabajando, solo abandona sus papeles para comer. Ni si quiera me lleva al fútbol. Pocas veces me dice que me quiere.

   El niño se tragó el caramelo y una pequeña lágrima le recorrió la cara.

   -No llores, pequeño.

   -Vale, no voy a llorar; voy a acabar la historia. Muchos días llaman por teléfono personas que quieren hablar con mi abuela. Ella coge el teléfono y habla poco, con expresión triste, pero nada mas colgar se echa a llorar y luego me cuenta que un amigo suyo acaba de morir y esta cansada de oír eso casi todo los días. No me gustaría llegar a esa edad y que me llamen para decirme que un amigo mío ha muerto -un silencio dominó la sala-. Definitivamente, no quiero crecer. Quiero ser niño toda mi vida.

   -Sabes que eso es imposible. Verás, vamos a hacer una cosa: vas a ir a tu casa y le preguntaras a toda la familia por las cosas buenas que tienen cada uno de ellos. Luego vuelves y me dices si quieres crecer o no.

   -De acuerdo. Hasta pronto.

   -Adiós pequeño.

***

   Una semana después el niño volvió a la consulta del psicólogo. Entró en el despacho con aire sonriente.

   -Psicólogo, tenías razón.

   -¿A qué te refieres?

   -Estuve escuchando a mi familia y tenías razón: ser mayor también tiene sus ventajas.

   -Cuéntamelo todo.

   -Volví a entrar en la habitación de mi hermana y en el sitio donde estaba pegada la foto de su novio, ahora había una foto de muchas chicas. Ella me ha dicho que ha conseguido superar lo de su novio gracias a sus amigas y que cuando yo crezca, tendré grandes amigos que me ayudarán a superarlo todo. En el fondo no esta tan mal ser joven, dice mi hermana, y yo ahora la veo muy contenta.

   -Me alegro mucho por ella.

   -Eso no es todo. Estaba ayudando a mi madre a doblar la ropa, bueno ayudando… solo miraba, y de repente, se le dibujó una gran sonrisa. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que esa noche saldría a cenar con mi padre. Como ves, aunque los dos trabajan mucho, están contentos. Según mi madre esas pequeñas cosas hacen que el matrimonio sea maravilloso.

   -¿Y tú qué piensas, pequeño?

   -Que no me importaría crecer y esforzarme para luego obtener una recompensa y estar al lado de la gente que quiero. ¡Ah! Y por cierto, mi padre me dijo: “Te quiero”.

   -Sabía que podrías mirar de otra manera a los mayores.

   -Espera, eso no es todo. El otro día volvieron a llamar por teléfono y, como de costumbre, era para mi abuela. La llamaban para decirle que su amiga Rosa murió el miércoles por la tarde. Ella se puso a llorar, les dio el pésame a los familiares de su amiga Rosa y luego colgó. Me quedé con ella y me estuvo hablando de lo buenas amigas que habían sido y lo mucho que se querían. Al cabo de un rato se echó a reír: se estaba acordando de todo lo que habían pasado juntas; eran amigas desde la infancia. Después mi abuela me dijo que aunque hubiera muerto no cambiaba los momentos que habían vivido juntas por nada del mundo.

   -¿Y qué conclusión sacas?

   -Que me gustaría llegar a esa edad para acordarme de todos los momentos agradables de mi vida. Aunque sea una pena que nos abandonen nuestros seres queridos, se pueden recordar todos los momentos felices.

   -¿Te das cuenta? Sólo tenías que oír todo lo que dicen, no solo una parte, ni la buena ni la mala. Tienes que escuchar las dos. Y ahora, ¿a que te sientes mejor?

   -Si, psicólogo, todo gracias a ti. Ahora no me importa crecer.

   -Muy bien, pero no es gracias a mí sino a ti, que has sabido escuchar.

   El psicólogo le tendió la mano.

   -¿Cuánto te debo? Tengo algunos euros ahorrados.

   -No, pequeño, no me debes nada. Me basta con haberte ayudado y que tú me hayas ayudado a mí, porque yo también he aprendido mucho estos días.

   -Gracias.

   El niño se fue, convencido de que el fallo que tuvo Peter Pan, que sólo miró la primera parte.

   Para todo aquel que tiene o ha tenido miedo a crecer, suerte con el cambio.