V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Nosotros

Patricia Arce, 14 años

                 Colegio Altaviana (Valencia)  

Me sorprende la imagen que tenemos de la juventud, que se puede resumir en tres palabras: borrachos, fiesteros y analfabetos. Series, películas y demás producciones muestran un prototipo de adolescente que vive el fin de semana a tope -de discoteca en discoteca-, que carece de valores y va a clase únicamente para calentar la silla.

Esto no es así. La actitud de unos pocos no puede vencer a la de todos los que vivimos con normalidad, disfrutamos del fin de semana sin necesidad de excesos y poseemos una madurez equivalente a nuestra edad, lo que nos ayuda a no dejarnos llevar por determinadas mentiras. El morbo que genera la imagen de un joven indolente no puede distorsionar lo que de verdad somos. La sociedad se ha acostumbrada a vernos así y nosotros debemos cambiar esa visión con hechos, como se demuestran todas las cosas de la vida.

Digan lo que digan, detrás de cada joven que demuestra un comportamiento pasota existen problemas familiares, sociales, culturales y económicos. No es que carezcan de valores, si no que los esconden para evitar parecer débiles. No se pueden juzgarles si se desconoce su entorno.

No voy a mentir: a mí también, alguna vez, se me ha pasado por la cabeza dejar todo lo importante y me exige esfuerzo, no estudiar, irme de casa a las dos de la tarde para no volver hasta la hora que me venga en gana... Pero, pensándolo bien, me quedan muchos años por delante en los que podré hacer lo que quiera, donde yo me guiaré a mí misma y donde las prohibiciones paternas pasarán a convertirse en consejos. Entonces, ¿para qué intentar vivir demasiado rápido?

Somos el futuro y nos lo tenemos que creer con la colaboración de todos: de los pasotas, de los activos, de los trabajadores, de los vagos, de los considerados buenos y de los considerados malos. El futuro lo tenemos en nuestras manos. Merece la pena trabajárnoslo bien.