X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

Nunca

Mencía Veas, 14 años

                 Colegio Entreolivos (Sevilla)  

Todas las noches mi abuela me leía un cuento. Nunca era el mismo. Ella parecía una estantería sin fin que convertía mi cuarto en cualquier paisaje, desde selvas vírgenes hasta los museos más exquisitos del mundo.

Pero una noche mi abuela no apareció por la puerta de mi habitación. Alguien la había decorado con unas letras que formaban la palabra "NUNCA". Me quedé pensando; yo jamás había adornado mi puerta y, además, aquella palabra daba mucho que pensar.

No me resignaba a que mi abuela no volviera a entrar a contarme un cuento, así que me levanté de la cama, cerré los ojos y con el dedo índice señalé un libro de mi estantería. Me tumbé en la cama para empezar a leerlo. Cada página me recordaba a ella. Cuando lo terminé, me dormí con la esperanza de que, al día siguiente, ella apareciera.

Pero no apareció y mi decisión de la otra noche se convirtió en una rutina.

Pasaron meses, años... Yo había crecido y tenía una familia.

-¡Mamá, vamos, es hora de acostarse!

Ahora era yo la que debía cumplir la misión de mi abuela.