XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

O instagram o yo 

Juan Luis Baeza, 17 años

             Colegio Tabladilla (Sevilla)  

Parece mentira el impacto que tienen las redes sociales. Aún recuerdo cuando, hace un par de veranos, unos amigos me animaron a que me hiciese miembro de Instagram, a lo que respondí: «¿Para qué?». Pese a todo, acabé instalándome la aplicación en el móvil, y desde aquel momento no he parado de usarla.

Echando la vista atrás, no necesariamente al siglo pasado sino hace tan solo diez años, a más de uno nos sorprende recordar que no existían las redes sociales, que no podíamos publicar cada paso de nuestra vida en Internet, ni hacer ver a los demás lo felices que somos a través de una foto o un vídeo.

El uso excesivo de aplicaciones como Instagram tiene el peligro de desembocar en el narcisismo. Los expertos nos advierten de dos posibles consecuencias: por un lado, nos acabamos volviendo adictos a nosotros mismos y, por otro, nos creamos una doble identidad, que se compone de nuestra personalidad en la red social (en la que nos mostramos siempre alegres y felices) y nuestra personalidad en la vida real (con nuestras penas y glorias, preocupaciones, alegrías e inseguridades), que es como verdaderamente somos: seres humanos perfectamente imperfectos.

No se trata de que todos nos demos de baja en nuestras redes sociales; tampoco de que desaparezcan. En realidad, se trata tan solo de que seamos conscientes de que existe una intimidad, un espacio que es nuestro y que no debemos publicar. Y la otra, que por mucho que usemos Instagram, esta aplicación no podrá sustituir nunca la riqueza de las relaciones personales.