XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

Owen

Minerva Ganivet Hernández, 14 años

          Colegio Pineda (Barcelona)  

Hoy estaba coloreando con las ceras que me ha comprado mamá cuando, de repente, ha estallado una tormenta. Me dan mucho miedo las tormentas, pero ha aparecido Owen, un gran oso de peluche. Siempre aparece cuando tengo miedo o cuando no quiero estar aquí. Me ha cogido de la mano y hemos ido a su cabaña en el Valle del Arcoíris.

Allí no hay tormentas.

Años más tarde...

Papá y mamá no me han dejado ir a las fiestas del pueblo porque tengo que preparar los exámenes finales.

Después de una discusión, me he encerrado en mi habitación dando un portazo. Owen estaba tumbado en mi cama, jugando con un yoyó. Al principio me ha asustado su cambio de aspecto: está demasiado delgado y su tez es más oscura. Además, lleva una chistera raída en la cabeza.

Últimamente paso mucho rato con Owen, ya que discuto muy a menudo con mis padres y en el colegio me siento muy estresada a causa de los exámenes. Apenas tengo ganas de estar con mis amigos.

Hay muchas tormentas.

Owen siempre me ayuda. Muchas veces me invita a tomar el té en su cabaña, donde escuchamos música mientras miramos el Valle por la ventana. A veces le explico cómo me siento. Me dice que las tormentas son malas, pero que el sol sale aún más brillante gracias a ellas, como si con la lluvia lo lavaran. Después atravesamos el Valle del Arcoíris de vuelta a casa.

Un par de años después...

Ya no veo a Owen tan a menudo. Ha vuelto a cambiar de aspecto: ahora su tez es de un tono miel. Suele llevar consigo un reloj de bolsillo dorado.

Estoy muy contenta en la Universidad: tengo un nuevo grupo de amigos y estudio lo que me gusta.

El sol vuelve a brillar.

No pasaron muchos años...

Hoy les estaba dando de comer a Emma y Dani. No paraban de llorar.

Llovía mucho.

Ha venido Owen (ahora es mucho más pequeño y de un color rosado), con un sonajero y ha empezado a jugar y a hacerles carantoñas.

El sol ha vuelto a salir.

Una década después...

Como hace mucho tiempo que no veo a Owen, he decidido ir a buscarle a su cabaña, pero estaba vacía. Tan solo encontré un papel doblado debajo de la puerta, que decía así:

«Sofía, ya no me necesitas: han dejado de asustarte las tormentas. Pero a Dani y a Emma sí, así que me quedaré con ellos hasta que se hagan mayores».

Comencé a llorar y miré por la ventana: el arcoíris atravesaba el cielo.