V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Palabra de sonrisa

María Eugenia Delgado, 15 años

                Colegio Montealto (Madrid)  

Fui a buscarla. Su secretaria me dijo que, en ese momento, se encontraba con una niña que acababa de ser ingresada en el hospital, pero en cinco minutos me recibió.

-¡Señorita Sonrisa! ¿Podría hablar con usted un momento?

-Claro que si. ¿En qué puedo ayudarte?

-Estoy investigando sobre su vida y usted es la más indicada para resolver mis dudas.

-Has venido al lugar perfecto. Pregúntame lo que quieras.

-Señorita sonrisa, ¿qué o quién es usted?

-Qué soy…, pues el gesto de curvar suavemente la boca que normalmente indica alegría, felicidad o placer.

-Ya, pero eso es lo que podría encontrar en cualquier diccionario, y yo busco algo más. No sé si me entiendes.

-Claro que te entiendo. Verás, yo soy ese gesto tan simple y sencillo que consigue cosas increíbles.

-¿Como cuáles?

-Por ejemplo, aparecer en un saludo y alegrarle el día a alguien.

-No creo que sonreír en un saludo tenga mucho mérito.

-No es el hecho del gesto. Imagínate que te levantas un día triste y enfadada, pero tu madre al verte te sonríe. Con ese gesto te está transmitiendo su alegría y habré conseguido que cambies un poco tu estado de ánimo. Al llegar al colegio, en vez de mostrarte airada con tus amigas, si sonríes guardarás tu tristeza. Se trata de una simple sonrisa, sí, pero has conseguido alegrar la mañana a las personas que te rodean, y esas niñas a las que tú has sonreído harán los mismo con otras. La sonrisa de tu madre dará la vuelta al mundo. ¿No te parece increíble?

-No está mal.

-No te veo muy convencida. Te pondré otros ejemplos: aparezco en los momentos de tristeza para traer consuelo, compañía, compasión, cercanía… Soy ese gesto que alienta a los tristes y a los desesperados.

-Entonces, ¿se puede decir que eres el reflejo o la mensajera de la felicidad?

-No está mal tu definición, pero es inexacta. No siempre traigo felicidad; también represento al amor. Cuando quieres a alguien, ya sea un familiar, una amiga o un chico especial, sonríes. Es felicidad, sí, pero también amor. Todo va unido. También represento la alegría, que no es felicidad, ¿eh? Aparezco cuando te encuentras a alguien que hace tiempo no veías, cuando te dan una buena noticia o cuando descubres en la mesa tu comida favorita.

-De acuerdo. Pero antes me has hablado de los momentos difíciles.

-Es verdad que también aparezco cuando hay tristeza, pero no la represento. Como te he dicho antes, cuando alguien está triste por la perdida de un ser querido o por algún problema grave, por ejemplo, me llaman para llevarles consuelo, cariño, un poco de calma, esperanza, ánimo… No es alegría sino un intento de salpicar la pena.

-Lo voy entendiendo, pero todos los sentimientos que me acabas de decir llevan la felicidad consigo.

-Eso es lo que quería que vieses. Yo no soy la felicidad propiamente dicha sino el reflejo de todos los sentimientos que encierran felicidad, amor, alegría, esperanza…

-Todo eso lo entiendo, pero también he oído hablar de las sonrisas falsas, malvadas, vengativas…, que no tienen nada que ver con lo que me acabas de explicar.

-Has tardado en llegar a ese asunto. Lo que relatas no son sonrisas, qué va, sino simples muecas de odio, gestos de desprecio.

-Pero…

-Si, parecen sonrisas. Hay gente que me confunde o se escuda en mi imagen para aparentar esa felicidad que no tienen, pero por mucho que me utilicen, no conseguirán cambiar ni mi significado ni mi misión.