III Edición
Curso 2006 - 2007
Pequeño hermano
Mar Laguna 15 años
Colegio Los Tilos (Madrid)
Sé que el título de este artículo les evocará al famoso programa de televisión "GH". No tiene nada que ver, pero al menos así me aseguro su atención durante los próximos minutos. Si de primeras anunciase que voy a hablar de mi hermana pequeña, seguro que la mayoría de ustedes se buscaban otro entretenimiento.
No es difícil adivinar que yo tenga una hermana. ¿No es cierto? Pues totalmente correcto. Y, de hecho, tuve ayer noche una discusión con ella que me hizo pensar y, quizá, la rabia del momento sea lo que me haya hecho escribir este artículo. Vayamos al meollo del asunto...
-Vaya, me acaba de interrumpir pidiéndome una cartulina de colores... Me encanta tener una hermana pequeña...-
Los niños pequeños son llorones, dramáticos, exagerados, caprichosos, extremadamente mimados, consentidos, sobreprotegidos, egoístas, acusicas y, sobre todo, pequeños. Hacen lo posible por echar la culpa de todo al hermano mayor y, aunque no tenga nada que ver, la bronca siempre se la lleva este pobre desdichado, pues los padres opinan que son responsables de todo porque son mayores y se tienen que hacer cargo de los desaguisados del hermano pequeño.
Entiendo, como hermana mayor, que los padres deben educar a su hijos por igual, con las mismas obligaciones y deberes. No debemos olvidar que unos y otros son niños, aunque uno sea mayor que el otro. La tarea de cuidar y controlar al hermano pequeño corresponde a los padres.
Me quejo también del bombardeo continuado de tareas sobre el hermano mayor mientras el pequeño se rasca la barriga -perdonen la expresión...- delante de la tele.
Espero que este modesto discurso les haya hecho recapacitar. Pónganlo en practica, en defensa de la dignidad de los hermanos mayores.
Eso sí, aunque los hermanos mayores finjamos no soportar a nuestros hermanos pequeños, todos acabamos cayendo en sus redes. Y aunque parezca increíble, les adoramos.