III Edición

Curso 2006 - 2007

Alejandro Quintana

Por una sociedad mejor

Patricia Pugnairé, 16 años

                  Colegio Canigó (Barcelona)  

      Orquídea nació en China, pero ha vivido en Occidente. Sus padres se trasladaron a Inglaterra cuando ella era muy pequeña, aunque se esmeraron en que conociera y no olvidara sus raíces. Era perfectamente conocedora del chino, y una vez al año visitaba a sus parientes.

      Orquídea se especializó en Historia china. Tras licenciarse, comenzó a trabajar para una revista de Historia. En la redacción conoció a Max, su esposo, quien le animó a publicar su primera novela.

      Durante dos años viajó por toda China para recopilar información. Había consultado todos los escritos relacionados con los derechos de la mujer, con su situación en la sociedad y se había remontado hasta tiempos pretéritos. Así mismo, había recorrido las aldeas más atrasadas, donde viven según costumbres de la antigüedad. Allí escuchó los testimonios de varias mujeres que le inspiraron para el personaje de su libro. La búsqueda de material histórico le había representado una inversión económica enorme, aunque algo le decía en su interior que valdría la pena.

      Tras un año y medio de intenso trabajo, acabó la novela. El argumento era original y hacía un recorrido a través de las distintas etapas de la historia de su país hasta nuestros días. Mía era el personaje que daba unidad a la novela. Se trataba de una socióloga de la segunda mitad del siglo XX, que se revelaba contra la injusta situación de la mujer en China.

      En el fondo, aquella obra era una crítica a una sociedad misógina, anclada en el pasado y que no aceptaba los nuevos tiempos. A través de su relato, Orquídea animaba a todas las mujeres a que reclamaran la libertad y los derechos que les pertenecían. Les presentaba un modelo de familia del que muchas no habían oído hablar jamás. <<Casarse y tener hijos es algo maravilloso para cualquier mujer, pero debe ser compatible con el trabajo, el estudio, las relaciones sociales, el deporte…>>, argumentaba Mía. <<Para ser una buena madre y esposa, no es necesario convertirse en una esclava que siempre obedece las imperativas del marido, que obliga a la mujer a estar encerrada en casa sin conocer el mundo. Es lícito tener opinión e iniciativa, así como ideas políticas>>.

      Antes de publicarlo, Orquídea había titubeado varias veces, porque temía las represalias. En china no estaba bien visto que una mujer escribiera libros. Mucho menos que animara a las mujeres a iniciar una revolución contra siglos de costumbres y tradiciones. Finalmente, Max, su esposo, le dijo que aquella publicación era necesaria y que haría mucho bien. “Debes hacerlo, en honor a tus raíces, a todas aquellas mujeres que nunca pudieron sacar a la luz su situación, en honor a esas otras que aún pueden hacer algo por sí mismas”.

      La novela fue un éxito. Hubo mujeres que se atrevieron a cambiar la mentalidad que les habían inculcado, poniendo en práctica los útiles consejos que les daba Orquídea a través de Mía.

En Occidente también tuvo mucho éxito: el mundo oriental fascina a los lectores del viejo continente.

      Había valido la pena.