V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Princesa por un día

Rosario Fuster, 16 años

                 Colegio Altaviana (Valencia)  

En algunos países de América del Sur, como Argentina, Bolivia, Ecuador..., cuando las chicas cumplen 15 años se celebra una fiesta especial. Para ellas es un día mágico, más allá de que llueva o haga sol.

Durante meses preparan con emoción cada detalle: el vestido que se van a poner, el salón donde lo celebrarán, el cátering, la lista de invitados... Parece que se trata de una boda, pero con la diferencia de que no hay novio y de que varias chicas se pueden unir para festejarlo juntas.

Cuando llega el ansiado día, se levantan temprano para arreglarse con detalle. Sólo desean brillar como una estrella entre tanta gente.

Una vez en la sala de fiestas, los invitados van apareciendo poco a poco: familiares, amigos, conocidos... Nadie puede faltar a tan importante acontecimiento. Primero se ubican en sus respectivos lugares. A continuación comienzan a beber algo, después comen a su gusto... Llega el momento cenital, cuando baja por las escaleras la cumpleañera. Está preciosa, deslumbrante, como una princesa. Su padre le lleva de la mano y los presentes aplauden.

Suena la música y padre e hija abren el baile con un vals. Él le susurra al oído lo linda que está y ella se sonroja. Poco después, aparece la madrina junto a una gran tarta y todos juntos cantan un “Feliz cumpleaños”.

Cuando los invitados se retiran, saludan a la chica, le entregan un souvenir y se marchan.

La homenajeada hace un último brindis antes de que el reloj marque las doce de la noche, lo que significa el comienzo de un nuevo día y el final de su quince cumpleaños.