XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

¡Qué difícil elección! 

Ignacio Barbero, 15 años

            Colegio El Prado (Madrid)  

Abrí el armario y comprobé que las zapatillas del año pasado se me habían quedado pequeñas. Así que rompí la hucha: el esfuerzo por ahorrar durante varios meses había tenido su recompensa: contaba con una colección de billetes de cinco euros, que es mi paga semanal.

Lo siguiente fue acudir a un centro comercial de mi barrio junto a mi madre, decidido a comprarme unas zapatillas nuevas. Me llamó la atención la tienda de Foot Locker, ubicada en la segunda planta.

Al entrar, descubrí una estante con todo tipo de calzado: de vestir, deportivo, de fiesta… Me sorprendió que hubiera tanta oferta para un mismo calzado. Entonces mi madre empezó a meterme prisa porque tenía que comprar el pan, al tiempo que un dependiente empezó a sugerirme el modelo más adecuado a mi aspecto y forma de vestir. Sentí cómo mi cabeza empezaba a nublarse, así que tomé una decisión: llevarme un par de zapatillas de cada estilo, sin importarme el color ni su función.

Me senté, me quité los zapatos, metí el pie en el primer par, me las até, volví a incorporarme, me acerqué a un espejo para comprobar el efecto… Así, una vez y otra. Me preguntaba interiormente con qué conjuntaría aquel calzado. ¿Con unos vaqueros? ¿Con unos chinos? ¿Con un pantalón pitillo? ¿Azul claro? ¿Azul oscuro?...

Mi madre, aburrida, se fue a por el pan. Pensé que se encontraría con alguna amiga del barrio y me hice a la idea de que tardaría un buen rato en volver. Una media hora, me dije. Treinta minutos, nada más y nada menos, para elegir un par de zapatillas.

Pero el tiempo iba en mi contra. Seguía probándome las zapatillas mientras avanzaba la manilla del reloj. Al fin me acerqué al mostrador con las cajas de los dos pares por los que me decanté.

Dos billetes de cincuenta euros asomaron en mi cartera. Pero seguía indeciso, pues no sabía qué par sería el ganador en aquella disputa contra mí mismo. Mas en ese instante llegó mi madre, cogió uno de ellos y se dispuso a pagar.