XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

¿Qué tiene la playa? 

Marta Zamora Rey, 15 años

              Colegio Puertapalma (Badajoz)  

La playa es fascinante: gente muy diferente se reúne en un mismo sitio y no se juzgan unos a otros (salvo algunas excepciones). En ella podemos observar de cerca las distintas constituciones físicas de cada uno: desde musculosas a formas algo más curvas, pasando por contornos rectilíneos… Además, hay diversidad de colores; recuerdo haberme encontrado una sombrilla verde al lado de una rosa y pensar: «Eso sí que es inclusión».

Bromas aparte, las playas como destino paradisíaco me despiertan dudas. Imaginemos una playa. Arena. Agua salada. En principio es solo eso. No puedes beber el agua del mar y la arena se cuela por rincones insospechados. Aun así, la gente continúa yendo. ¿Por qué?

A algunos les puede parecer un lugar curioso. Bonito. Quizá poco práctico, pero desde luego que allí se sacan buenas fotos. Sin embargo, cuando está hasta los topes de desconocidos, no es tan fácil apreciar su belleza. Por tanto, tampoco debe de ser eso lo que nos atrae de la playa.

Mi teoría es la siguiente: ir a la playa nos da la oportunidad de relajarnos, pues allí podemos alejarnos de las estrictas normas sociales. Por un momento olvidamos la pulcritud, el vestir adecuadamente, el arreglarnos en exceso para que los conocidos vean nuestro buen aspecto… La playa es un lugar sin complicaciones (agua y arena, como decíamos) y eso parece transmitirse a sus visitantes, aunque sea un ratito.

Claro, que siempre cabe la posibilidad de que este texto sea fruto de un golpe de calor mientras trataba de redactarlo. La idea de tener granos de arena hasta en las cejas, recibir la bofetada de una ola, notar el escozor de la sal y el azote del sol en la cabeza, mientras aguantas la original banda sonora de los gritos de los vendedores ambulantes, todo ello acompañado de la fragancia de los diferentes tipos de crema bronceadora, me lleva irremediablemente a cuestionarme si no sería mejor que nos repensarámos todos la idea de visitar un arenero gigante con una piscina al lado.