XXI Edición
Curso 2024 - 2025
Recuerdos, elegancia
y caballerosidad
Samuel Espinosa, 16 años
Colegio Altair (Sevilla)
He de confesar que soy un nostálgico de un pasado que no he vivido. Es decir, de un pasado que he leído en alguno que otro libro, que he contemplado en viejas fotografías, que me lo ha descrito mi bisabuela… pasado del que también he encontrado información escrita y gráfica en internet.
La evolución tecnológica ha provocado un cambio visceral en el modo que tenemos de ver las cosas importantes. Por ejemplo, los jóvenes hemos cambiado las cartas de amor por “indirectas” en Instagram (imágenes, vídeos o canciones que hacen alusión a una persona, un estado de ánimo o un propósito, pero sin mencionarlos de manera clara); hemos prescindido de los románticos boleros que cantaban “Los Panchos”, del swing de Frank Sinatra y de las baladas de Julio Iglesias, a cambio de machaconas piezas de reggaeton o trap, cuyo contenido habla muchas veces de la cosificación y perversión extrema del amor y, no pocas veces, de la mujer.
Hace unas décadas todo era diferente. Desde la música a la forma de vestir. Estoy seguro que a más de uno nos gustaría ver por las calles a hombres y mujeres elegantemente ataviados: ellos de traje y sombrero; ellas con un dos piezas bien cortado. Quizás ese tipo de estilo lo atribuímos a personas que poseen un alto poder adquisitivo. Sin embargo, durante la juventud de mi bisabuela los hombres de campo, los artesanos de ciudad, los recaderos, las mujeres que trabajaban en las fábricas e incluso los obreros de la construcción, aunque no vestían de esa manera a lo largo de toda la semana, cuidaban su aspecto los domingos y días de fiesta. Y aunque parezca algo anecdótico, esos detalles representaban, de algún modo, los valores de la sociedad. Eran el respeto y el aprecio por los días sagrados y por las tradiciones; era la importancia que se daba a causar una buena impresión y ser buena persona.
No solo se trata de la moda, ni de las canciones sino de los gestos de elegancia, que en los hombres se traducen por gestos de caballerosidad, que es el modo de atender con respeto a las mujeres, a los ancianos, a los niños, con el propósito de facilitarles la vida en pequeños detalles. El estilo de vida que se llevaba entonces, garantiza una buena convivencia. Por tanto, los más jóvenes, que vivimos atrapados en una época de grandes avances, tenemos que promover e incorporar esa caballerosidad en nuestro día a día, también a través de los adelantos que nos brinda la tecnología.