VI Edición

Curso 2009 - 2010

Alejandro Quintana

¿Sabemos leer?

Claudia Falgueras, 16 años

                 Colegio La Vall (Bellaterra)  

Cuando los jóvenes leemos literatura universal, no descubrimos lo que los grandes autores pretenden transmitirnos. Puede que se deba al poco vocabulario que manejamos, pero después de escuchar a un profesor universitario en una sesión llamada : ‘lecturas indispensables’ , descubrí por qué la mayoría de los jóvenes no somos capaces de llegar al corazón de ésta.

Nos cuesta ver la belleza que hay en un diálogo del señor Darcy y la señorita Elisabeth en ‘Orgullo y prejuicio’. Estamos mal acostumbrados. Nos alimentamos mayoritáriamente de cosas básicas en vez de enriquecernos con lecturas de más calidad y de las que podríamos sacar más provecho. Nuestra mente rechaza un vocabulario demasiado elevado ni diálogos profundos. Nos hemos quedado en lo superficial; no vemos lo trascendental de un texto. Queremos palabras claras sin dificultad alguna, textos que no hay que ir más allá para poder comprenderlos.

La comodidad muchas veces nos invade y provoca que nos dejemos arrastrar y acabamos leyendo novelas sin dificultades estrucutrales y con un volabulario poco exigente; lo fácil es no pensar, novelas y textos sin mucha profundidad para que no nos hagan reflexionar. La comodidad, la pereza hacen que no nos atraigan las lecturas buenas, las que valen la pena.

Tampoco le damos mucha importancia la elección de una novela. Nos dejamos arrastrar por la moda. Cuando alguien empieza con un libro y no puede soltarse de él, muchos nos sentimos atraídos a leerlo. En ocasiones, hasta son lecturas que no nos aportan nada bueno. Muy pocas personas recurren a la crítica literaria; directamente se zambullen en la historia de la novela.

La apariencia de un libro a veces puede engañar, y escondernos lo que en realidad se encuentra en esa lectura.

Ya es hora de que caigan buenas obras a nuestras manos para culturalizarnos en todos los sentidos.