X Edición
Curso 2013 - 2014
Satisfecho
Miguel Jiménez de Cisneros Ortiz, 16 años
Colegio Tabladilla (Sevilla)
Octubre de 1942
Fracaso. Eliminado del concurso un año más. Aquello no era fácil, ni mucho menos, y Felipe lo sabía. Pero su sueño de lograr un éxito literario podía más que las dificultades y cada año dedicaba horas y horas a enhebrar palabras para ganar aquel certamen.
Se había sacrificado tanto...
Paseó cabizbajo por la ciudad. Al cabo de un rato se topó con Félix, el único amigo que le quedaba. Todos los demás le habían dado la espalda ya que “Pipe” ya no era aquel acaudalado y prometedor universitario hijo de un empresario, sino un maestro pobre.
Su amigo le preguntó por el resultado y él le fue sincero, aunque habló con tristeza.
-¿Sabes una cosa, Pipe? Tú, a diferencia de los otros, has ido saliendo adelante por ti mismo, de una manera honrada, y nunca has dejado de amar la literatura. ¿Confías en mí?
-Por supuesto, Félix. Vaya cosas que dices.
-Yo trataré de ayudarte a buscar un trabajo relacionado con la literatura. Pero tú también debes colaborar. Al igual que luchador, fuiste un gran buscador. Seguro que encontramos algo.
Felipe hizo caso de su amigo y durante meses recorrió bibliotecas y editoriales, tratando de lograr un contrato, pero nadie quiso confiar en sus habilidades, y terminó por perder la esperanza, ya que todas sus iniciativas se venían abajo. Pero Félix no se dejó llevar por el desánimo. Llegaría el momento...
Noviembre de 1948
-Toma esta tarjeta; te interesa.
-¿Tú crees?
-Desde luego que sí. Le he dicho a José Manuel que te apasionan las aventuras empresariales relacionadas con la literatura, y me ha rogado que vayas a verle.
A Felipe se le iluminaron los ojos. La semana siguiente a la visita, el joven señor Lara (José Manuel) se asoció con él. En unas semanas Lara ya estaba gratamente sorprendido por tener aquel colaborador, que al fin había encontrado su sitio. Disponía de una mente privilegiada, capaz de innovar en el vetusto ámbito de la edición.
Un año más tarde fundaron Editorial Planeta.
Felipe vivió y murió siempre en la sombra, sin obtener reconocimientos, feliz por haber disfrutado, al fin, de su trabajo.