II Edición

Curso 2005 - 2006

Alejandro Quintana

Sociedad camaleónica

Leticia Ortega, 17 años

                 Colegio Vilavella (Valencia)  

    Soy muy joven y ya llevo una serie de desengaños. No quisiera parecer una mujer frustrada, resentida, pero es cierto, me pesan una serie de desengaños que no son amorosos, sino, ¿cómo decirlo?, sociales. Cada vez confío menos en la sociedad que han construido los adultos, especialmente en el mundo que nos han entregado a los jóvenes, carente de valores.

    Me da la sensación de encontrarme entre una "manada" de camaleones, que según el entorno son capaces de cambiar su color sin ningún tipo de problema. Y esto no significa que sepan adaptarse a las circunstancias económicas, académicas, laborales etc., sino que se disfrazan bajo una hipocresía que teóricamente les llevará al éxito y aceptación en el mundo, en su mundo.

    Así es, la hipocresía es la gran protagonista de nuestros tiempos (un protagonismo que perdura ya desde hace mucho tiempo, recordemos el siglo XIX...). Y es que si hay que vestir así, opinar asá y beber y fumar, pues se hace y punto, no hay momento previo de recapitular y pensar si lo que

voy a hacer es ya no solo bueno o malo, sino de mi estilo. Ese es el problema, que carecen de estilo propio. Y toda esta situación camaleónica es provocada tan solo por un factor: la gente no piensa.

    Ante una persona que critica porque critican, bebe porque beben, viste de Tommy porque su única aspiración es ser igual de pijo que los modelos de los anuncios, cabe preguntarse por qué. ¿Por qué criticas a esa chica que se supone que es tu amiga? ¿Por qué bebes si sabes que luego te

arrepentirás de las tonterías hechas? ¿Por qué...? Entonces, lo peor de todo es que no sabrá qué contestar. No se justificará porque no sabrá cómo hacerlo o ni siquiera por qué hacerlo.

    De esta forma, nos movemos entre masas humanas que siguen la corriente que más les conviene a su modo de ver, y su modo de ver no es más que aquel que le inculcan los compañeros, la televisión, Internet..., y sin embargo lo hacen defendiendo su libertad y riéndose de los antiguos romanos, padeciéndolos al escuchar la mítica frase del "pan y circo". Pero, ¿es que no se dan cuenta que son ellos mismos unos siglos atrás? ¿Cómo pueden vivir en una ignorancia tan profunda que les hace creer que están eligiendo ellos? En efecto, son camaleones, pero no camaleones inteligentes como lo puede ser una persona sibilina, consiguiendo así, mediante su inteligencia, aquello a lo que dirige sus actos. No, su única aspiración es la aceptación social, dando así carta blanca a la sociedad para hacer con cada uno de ellos lo que vea "necesario".

Ante esta situación, lo único que se me ocurre es tratar que la

persona que se salga del rebaño social sea buena y con principios y así ese

rebaño sin rumbo fijo tenga un buen cabecilla al que seguir, en lugar de ir

detrás de la oveja negra que les hace creer que el ser negra es lo mas

maravilloso del mundo.