XV Edición

Curso 2018 - 2019    

Alejandro Quintana

Soledad, mi mejor compañía

Yilin Chi, 15 años

Colegio IALE (Valencia) 

A veces creo que «asocial» es la palabra que mejor me define. Los profesores me ven como una alumna que siempre va sola por los pasillos, que estoy sometida bajo la mirada de mis padres, que soy una chiquilla que raramente queda con sus amigas y sus compañeros durante los fines de semana, que soy una muchacha invisible a la que marginan en el aula y que, seguro, no tiene muchos amigos.

Pero ellos no saben que todos los días nado por el mundo, aunque esté lleno de hipocresía y de mentiras. Eso sí, respiro pequeñas bocanadas de oxígeno para seguir con vida con el único fin de continuar nadando como si fuera un minúsculo plancton que flota en las inmensas aguas del mar.

Pero no estoy desanimada, ni decaída ni abatida. Soy optimista, y cada día trato de ver la vida y cada uno de sus asuntos desde otra perspectiva, para evitar la monotonía, y busco a otras personas con las que relacionarme para no sentirme sola. Sin embargo, también disfruto de la soledad, que me ofrece mil sabores. Por tener la oportunidad de estar en ella, también la aprecio; aunque no sea mi menú diario, disfruto de ella como si fuera un pastel de chocolate.

En soledad vuelvo a mi estado natural; soy yo misma. Si quiero, grito, pero al rato, si me apetece musitar, musito. Todo bajo mi voluntad, libre de responsabilidades y libre de las ataduras. Pero claro, soy consciente de que todo en exceso es malo. Aunque la soledad sea un óptimo modo de despedirse del mundo por unos segundos, es la compañía de nuestros seres más queridos lo que hace este ciclo más deleitable.