XXI Edición

Curso 2024 - 2025

Alejandro Quintana

Sombreritos de plata 

Teófilo Medina, 18 años

Colegio Mulhacén (Granada)

Bitácora de la Verdad: 18 de febrero de 2025; 22:00 PM. 

Ha sido otra jornada productiva, pues he ordenado por lo menos cien albaranes y he contabilizado muchos datáfonos. He vuelto a trabajar como una mula, aunque fuera el día de mi santo. Nadie me ha felicitado, ni siquiera Beltrán. Es lo que tiene tener un nombre poco usual: ya me dirás quién se acuerda de San Lucio.

El que no se ha olvidado de mí ha sido el desgraciado de Raúl. Ni en mi onomástica me perdona el muy tarugo. Una vez más ha venido a mi mesa a burlarse del sombrero de plata que dejo en mi escritorio. Que si “el hombre de hojalata”, que si “Iron-Man”. Ya me reiré yo cuando las ondas electromagnéticas le controlen a él, y a mí como si nada, con mi libre albedrío impoluto. Porque lo que está claro es que nos quieren controlar, aunque aún no sepa quiénes, si los alienígenas o el gobierno de EEUU. Pero está más claro que el agua que van a controlarnos, y el propósito de esta Bitácora es ayudarme a no perder el norte.

Lo de Raúl y sus bromas me entra por un oído y me sale por el otro. Valgo mucho más que él; que él está aquí porque no tiene otras opciones y yo por gusto, pues yo podría haber sido un científico o un investigador de la NASA. Estoy muy por encima de la masa de seres humanos controlados por la televisión, por internet y por los teléfonos móviles, que en mi casa solo tengo un inalámbrico y uso el televisor nada más que para ver las noticias, aunque también estén manipuladas, que yo no me chupo el dedo. Y si gano mis mil euros, es para lo justo y necesario, que el dinero es el dios de los necios.

De nuevo han vuelto a salir en mi defensa Beltrán y Mario. Ellos son lo más cercano a unos amigos. Me dicen, entre risas, que «aún vemos humanidad en tu locura». Es lo que más me enfada de ellos, que no entienden la gravedad del asunto. Los dos son muy cristianos, pero no encuentro el modo de explicarles que la religión es un método de la élite para controlar el espíritu del hombre.

Lo más sorprendente ha sido lo de Laura, que me ha vuelto a hablar como ayer… Estaba conmigo en que el hombre no ha pisado la Luna. No cabía en mí del gozo, porque al fin alguien me da la razón. Y hoy de nuevo me he vuelto a perder en sus enormes ojos marrones. Estaba preciosa con ese vestido rojo. Mi corazón se sentía tranquilo después de tantos años, hablando y riendo con ella. Ha sido un día lleno de emociones. Para celebrarlo, le he preparado otro sombrero como el mío. ¿Cuál será mañana su reacción?

Buenas noches.


Bitácora de la Verdad: 19 de febrero de 2025; 22:00 PM. 

Se me han desbordado los albaranes y los datáfonos, y el jefe me ha echado una bronca monumental. Dichoso don Carlos, siempre con sus aires de superioridad por haber heredado el negocio familiar, como si hubiera hecho algo para merecerlo. Siento yo que es un reptiliano, que no es que yo lo diga. Él tendría que estar agradecido a que una inteligencia superior como la mía trabaje en su departamentucho de clientes, para sacarle adelante el trabajo sucio.

He vuelto a ser testigo de que vivimos en una continuada simulación, al descubrir un fallo en la Matrix… Laura me ha preguntado si quería ir a tomar un café con ella. He de admitir que por poco flaquea mi voluntad, pero he logrado zafarme de sus propósitos retorcidos: «¡Claro que no, espía!». Sé que los altos cargos querían distraerme. No les gusta que conozca sus secretos. Quizás Laura es una espía de la URSS, quizás una agente de control de la Matrix. Lo que tengo claro es que nunca engañaran al docto Lucio Martínez Benavente.

Al final de la jornada, Beltrán y Mario me dijeron que vieron a Laura salir del trabajo con Raúl. Se me quedaron mirando con cara de tontos cuando les conté lo sucedido. Después de unos momentos de silencio, se rieron de mí. «Tú no eres humano», me echaron en cara.

Volví a casa con la conciencia tranquila. Me duché y vi diligentemente las noticias de las nueve. Me sentí melancólico al ver en mi mesita de noche los dos sombreritos. Casi me pongo sentimental al imaginar qué habrá sido de Laura y de Raúl, pero no lo hice. ¿Por qué han de importarme ese par de locos? Eso es lo que son: dos locos juntos, dos locos menos. Y anda que Beltrán y Mario… ponerse así conmigo, y yo soportándolos todos los días con sus crucecitas y sus rosarios. Son dos mediocres que creen que la tierra es redonda porque así se lo han enseñado. Como a ese Raúl, al que Laura ya lo habrá dejado por lo insoportable que es: ni sus chistes tienen gracia. 

No puedo volver a confiar en nadie. ¿Es que no me desengañé en el instituto cuando el mentecato de Germán cambió de amigos y me dejó solo? Seré el hombre de hojalata porque no tengo corazón. ¡Están todos locos! Maldito Beltrán, maldito Mario, maldita espía rusa, maldito jefe reptiliano… Y maldito Raúl, maldito Raúl…