X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

Sueño color burdeos

Blanca Gallostra, 16 años

                 Colegió Canigó, (Barcelona)  

Hace tanto que sueño con el collar… Desde que lo vi expuesto en el escaparate de esa joyería del centro de Barcelona. Los brillantes jugaban con la luz del foco sobre un estuche aterciopelado color burdeos. Era precioso y mucho más elegante que los pedruscos que lucen orgullosas muchas damas de la alta sociedad.

Me había convertido en una experta en hurtos nocturnos. ¡Cuántas veces me había colado en casas ajenas a través de ventanucos! Prefería trabajar de día, pero a veces la recompensa lo merece. Ese collar, sin embargo, no podía tratarlo como mera mercancía: soñaba con ser su dueña legítima. Por eso decidí lo inimaginable: ahorrar.

Durante mucho tiempo retiraba parte de mis botines para poder comprarlo. El resto lo malgastaba en poco tiempo, pero siempre después de reservar una parte para el collar. Escondía el dinero en un cajón con doble fondo, pues los de mi profesión no nos fiamos nunca de lo que pueda llegar a pasar.

De vez en cuando paseaba por el centro de la ciudad hasta llegar a la joyería. Entonces admiraba la belleza de los brillantes sobre el terciopelo. Deambulaba por las calles soñando con lujosas fiestas en las que no tendría que estar atenta a las joyas de los demás, pues todas las miradas recaerían sobre mi sofisticado vestido color burdeos y el collar de diamantes.

Un día, en una cena a la que asistía para conocer posibles víctimas, vi aquel collar en el cuello de otra mujer.

Al día siguiente el joyero me comentó que se lo había vendido a un francés que ni siquiera se había llevado el estuche, que fue lo único que pude comprar.

Viajé a París.

Ahora vivo con la esperanza de encontrarlo. Sé que un día podré ponerlo sobre el terciopelo color burdeos. Hace tanto que sueño con el collar…