II Edición

Curso 2005 - 2006

Alejandro Quintana

Te sigo queriendo

Gabriella Chirivella, 16 años

                  Escuela Pineda (Barcelona)  

    No puedo olvidarte. Aún no. A lo mejor alguna vez lo consiga. Pero todavía significas mucho para mí. Eres demasiado importante como para arrancarte de mi memoria y sepultarte en el olvido. Supongo que el problema es que te sigo queriendo...

    Sí. Todavía me gustas, y mucho. Todavía te quiero por tus sonrisas, especialmente modeladas para mí. Todavía te quiero por tu forma de tomar mi mano, fugazmente, al pasar por mi lado, sin que nadie más se diera cuenta. Porque lo nuestro era nuestro y de nadie más. Todavía te quiero por esas miradas tuyas que me decían más que un secreto a voces. Todavía te quiero por cómo me abrazabas, como si se te fuera la vida en ello, porque tenías miedo de perderme…

    Sí, te sigo queriendo. Porque en aquellas tardes que pasábamos juntos, sentados en el parque, sin hablar, sólo mirando al frente, las palabras habrían sobrado. Soñábamos juntos nuestro futuro. Con nuestros ojos construíamos el camino que nos llevaría al “y vivieron felices para siempre”. Nuestras manos entrelazadas eran más que un gesto de cariño. Significaban un nexo para una eternidad. Y no necesitábamos comunicación alguna; estar juntos era suficiente. Nuestra mutua presencia transmitía un amor, una armonía y una paz que las palabras no hubiesen sido capaces de plasmar…

    Sí, aún te extraño, porque aún te quiero. Y ahora se acerca San Valentín y me encantaría darte un regalo, enviarte una carta… Algo que me permitiera decirte que mis sentimientos por ti no han muerto, que mi corazón todavía late y tú eres el motivo… Por lo menos una tarjeta… Pero en el Cielo no hay oficinas de Correos…