XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

¿Tortugas o liebres? 

Camino Yanguas, 16 años

                 Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría)  

«La tortuga puede hablar más del camino que la liebre». Me impactó mucho cuando leí esta frase en un libro. De hecho, me gustó tanto que decidí apuntármela para hablar sobre ella más adelante.

Pienso que el mundo está lleno de liebres y que cada vez son menos las personas que tienen espíritu de tortuga. Considero liebres a aquellas personas activas cuya capacidad de paciencia es limitada; las liebres no disfrutan de los pequeños placeres que brinda la vida, porque para ellas todo pasa demasiado rápido. Las tortugas son individuos más tranquilos y pausados, que se paran para reflexionar al menos una vez al día; dejan de hacer lo que estaban haciendo y analizan su jornada.

Resulta muy beneficioso dedicar quince minutos de nuestro tiempo a no hacer nada. Siempre estamos pensando en «lo que vamos a hacer» y en «lo que pasará», y no nos damos cuenta de que el ahora que se nos escapa no va a volver nunca.

Recuerdo que una vez tenía tantas ganas de irme de campamento en julio que estuve desde enero sin pensar en otra cosa. Lo único que quería era que el tiempo pasase lo más rápido posible para empezar a a hacer las maletas. No era consciente de que no vivía cada jornada como debería porque me había instalado en el futuro.

Es difícil ser un apasionado de la vida si no salimos de la rutina, pero esos momentos que nos dedicamos a nosotros mismos, esa «prórroga» que deberíamos concedernos cada día puede suponer algo tan fundamental como empezar a invertir el tiempo en algo que nos saque de la mala costumbre del no vivir.