X Edición
Curso 2013 - 2014
Tostadas y olvidos
Pilar Zhang Qiu, 16 años
Colegio Monaita (Granada)
José había salido a comprar pan. Bajó las escaleras de su edificio con cierto recelo. Esa mañana se encontraba de mal humor, pero no recordaba el porqué: su memoria ya no era la de antes.
Al abrir el portón se topó con el hijo de la familia del sexto, que le obstaculizaba el camino. Frunció el ceño y dedicó al joven una de sus peores miradas.
-En mis tiempos teníamos un poco más de respeto –protestó.
Cuando llegó al establecimiento recibió el saludo de la panadera:
-Buenos días, don José.
Pero no se dignó siquiera a dirigirle la mirada. Alcanzó con sus hinchadas manos una barra de pan y dejó una moneda de medio euro sobre el mostrador.
De vuelta a su piso, mientras volvía a cruzarse con el joven, que se encontraba con la misma postura en la que le había dejado, intentó recordar qué era aquello que le había inducido a reprocharle su actitud y a no saludar a la panadera.
Metió la llave en el ojo de la cerradura y lo vio: aquello que había descontrolado su carácter eran unas tostadas quemadas.
En el recoveco más profundo de su mente empezaron a vagar recuerdos sobre lo sucedido: tras adquirir el pan, lo había cortado en rebanadas y metido en el tostador. Como su memoria ya le empezaba a fallar, se había olvidado de ellas y para cuando quiso sacarlas y echarles aceite y sal, estaban tan negras como el hollín.
José empezó a reírse; le parecía absurdo que aquella tontería le hubiera hecho comportarse de esa manera.