XV Edición

Curso 2018 - 2019    

Alejandro Quintana

Tras el último libro

    María Gámez, 16 años

Colegio Ayalde (Vizcaya) 

Los libros siempre lo habían acompañado. Allá donde fuese, llevaba un ejemplar en las manos. A lo largo de su vida había pasado más tiempo en compañía de los protagonistas de aquellas novelas que con sus amigos. No era extraño que sucediera, si tenemos en cuenta que el trabajo de su padre llevaba a él y a su familia, constantemente, de una punta a otra del mundo. Tal era su amor por la literatura que cuando su padre se jubiló se propuso leer todos los libros de la biblioteca de su casa, en Madrid. En ella había libros de todas las clases, recogidos a lo largo de varias generaciones. ¿Cuántos había? Cientos. Miles, quizás, pues tapizaban las baldas de madera desde el suelo al techo.

Varios años después, cerró la tapa del último libro que le quedaba por leer. No podía creerse que hubiera cumplido su propósito: se había acabado todos, desde el primero de la estantería más baja, aquel que estaba más a mano, hasta aquel último, que ocupaba un hueco en el anaquel más alto.

De pronto, un dolor insoportable le recorrió el cuerpo. Se llevó las manos al pecho y alzó la cabeza con un gesto de angustia. Su orgullo se vio eclipsado por la triste realidad. Miró a su alrededor: se encontraba solo, sentado en el cómodo sillón de la biblioteca, en la que había vivido encerrado tanto tiempo mientras la vida pasaba. Entonces se dio cuenta de que había leído miles de historias, pero no había podido vivir la suya.