X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

Tres minutos de amor

Fernando Fernández Izquierdo, 17 años

                 Colegio Mulhacén (Granada)  

Corrió hasta el cuarto de baño y cerró de un portazo. Soltó un llanto sofocado, enmudecido por el pudor, doloroso e imposible de compartir. Se limpió las lágrimas y trató de reponerse para salir digna, para que nadie reparara en su aflicción.

Tenía dieciséis años y era la primera contrariedad que sufría en su vida. Había visto a Carlos besando a una chica. Todas las cábalas que había hecho sobre su hipotético amor acababan de irse al traste. Y se lamentaba por no haber sido capaz, desde que le conocía, de mostrarle sus sentimientos. Había esperado a que fuera él quien diera el primer paso, el que le hiciera un guiño, un gesto que demostrara que sentía algo por ella.

Fue durante el baile de la fiesta de cumpleaños de Paula. Comenzaron los primeros compases de “Everybody hurts” y los invitados buscaron pareja para bailar. Únicamente Carlos y ella quedaron solos. Lo vio acercarse a cámara lenta, como en esas películas románticas que tanto le gustaban, y notó que su cuerpo se paralizaba al tiempo que se le aceleraba el corazón.

Los acordes de aquella balada se le grabaron a fuego, a pesar de que REM no era de sus grupos favoritos. Tres minutos. Tres minutos que pasaron volando y, al mismo tiempo, duraron años. Tres minutos de felicidad y silencio, porque fue incapaz de articular palabra.

A partir de aquel baile nada fue igual. Soñaba con Carlos a todas horas. Carlos, Carlos, Carlos… Siempre estaba en sus pensamientos.

Sus notas académicas bajaron considerablemente, al igual que su apetito. Se arrepentía de no haber sido capaz de decirle algo a Carlos durante los tres minutos que duró la canción. La maldita timidez.

¿Cuál era la definición de euforia, de melancolía, de nostalgia? ¿Cuál era la definición de aquellas mariposas que aleteaban en su interior y se convertían en lágrimas, en risas, en ilusiones o desilusiones, en alegría y tristeza?

Tres minutos que se frustraron cuando sorprendió a Carlos con aquella chica.

Ciertamente aquella relación no duró mucho. Tampoco ella aguantó demasiado tiempo con el primer chico que la besó. Han pasado los años, pero nunca olvidará aquellos tres minutos.