X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

Un dulce robo

María Cristina Bagán, 14 años

                 Colegio Altozano (Alicante)  

-¡Date prisa! –le apremió Pablo-. Estarán aquí en cualquier momento.

-Ya voy, ya voy… Dame tiempo -replicó Celia mientras intentaba abrir la caja fuerte.

-Tiempo es justo lo que no tenemos.

Mientras a Celia se le caía una gota de sudor por la frente a causa de ir contrarreloj y por el grueso pasamontañas negro, dijo:

-Oye, no te pongas así. Ven tú e inténtalo.

-No, yo me ocupo de vigilar -le contestó Pablo mirando a cada a lado del pasillo.

Aunque habían conseguido entrar a la caja fuerte del banco, la contraseña se les resistía.

-Pablo, no puedo. Todas las combinaciones son erróneas.

-¡Madre mía!... Un cuarto de hora y no la has adivinado- exclamó furioso.

-Oye -le dijo Celia molesta-, pues inténtalo tú.

-Ya voy. Y verás qué pronto la abro.

Media hora después oyeron sonar una voz:

-Pablo, Celia, salid.

-Oh, no –soltó Pablo de modo lastimoso-. La policía nos ha descubierto. Será mejor que nos esfumemos -. Miró a su alrededor para señalar un lugar-. Escondámonos ahí debajo.

Justo cuando estaban a punto de desaparecer, se abrió la puerta. En el marco se dibujó el perfil de la madre de los niños.

-¿Qué hacéis debajo de la cama con una funda de almohada sobre la cabeza? -frunció el ceño-. ¡Oh!... Mis Ferrero Rocher…

Los hermanos se miraron con disgusto.

-Te dije que los bombones eran misión imposible -le cuchicheó Celia a Pablo.