V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Un juguete muy especial

Anna Maria Febrer, 16 años

                 Colegio La Vall (Barcelona)  

El otro día fui al médico. Llegué a una pequeña sala de espera y tomé asiento. Empecé a leer unas fotocopias que tenía que trabajar para una exposición en la escuela. Tras un rato, me puse a observar a los demás pacientes.

Me llamó la atención un niño de no más de tres años. Vestía un polo azul y provenía del sureste asiático, a juzgar sus rasgos: ojos rasgados y piel amarillenta, cabellos oscuros, finos y lacios. Jugaba con un objeto que lanzaba al aire e intentaba recoger antes de que cayera al suelo. Aquel ejercicio le despertaba una hermosa sonrisa. Tras lanzarse al suelo para recoger su juguete, volvía a erguirse, se sentaba y lo soplaba de nuevo, provocando que volviese a intentar atraparlo después y repetir, indefinidamente, la misma operación.

Se trataba de un juguete especial: no era ni más ni menos que un hilo blanco de no más de diez centímetros.

Así que el pequeño paciente me dio una gran lección: ya que nos cuesta contentarnos con lo que tenemos. Buscamos simpre algo cada vez más sorprendente, de lo que sin embargo nos cansamos enseguida.

Para aquel chiquillo, la diversión se escondía en unos pocos centímetros de algodón, pero puedo asegurar, sin miedo a equivocarme, que se sentía uno de los niños más felices del mundo.