V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Un nuevo amo

Cristina Huete, 15 años

                  Sierra Blanca (Málaga)  

La lluvia comenzó a caer suavemente, produciendo un murmullo apagado. Las farolas apenas emitían un débil resplandor. Había llegado una nueva noche invernal.

Caminaba lentamente, con cuidado de no pisar los charcos. Estaba cansado y hambriento. Además, tenía frío. Comenzaba a echar de menos su hogar...

¡Hacía tanto tiempo que vivía en las calles!

Aspiró el aire denso y cargado de la ciudad. Percibió una mezcolanza de olores: el perfume de suave almizcle de aquella señora, el pan recién hecho e, incluso, la señal inequívoca de algún perro al pie de las farolas. Pero ninguno le evocaba el del refugio que tanto necesitaba.

La lluvia arreció con fuerza, como si le reprochara haberse escapado de casa. Apretó el paso a la vez que una espesa cortina de agua le dificultaba la visión. A medio camino entrevió una caja de cartón cerca de un contenedor. Decidió acurrucarse bajo su húmeda protección. Pero al agachar la cabeza para recostarse, distinguió a un humano tumbado alrededor de latas y periódicos viejos. Sintió una inmensa curiosidad. Se acercó a él.

Cuando llegó a su altura, comenzó a lamerle la cara. El individuo abrió los ojos y sonrió antes de acariciarlo e invitarle a que se cubriera con una manta sucia y corroída. Feliz, el perro se apoyó contra su pecho. Si bien no tenía comida que brindarle, aquel extraño le había entregado todo lo que disponía.

Minutos más tarde se oyó un ladrido juguetón. El perro soñaba con su nuevo amo.