V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Vida de perro

Julia de la Chica, 14 años

                 Colegio Fuenllana (Madrid)  

Aquel día me desperté temblando de frío. Me asome al cristal y lo vi todo blanco. ¡Afuera estaba nevando!. Me acurruque en una esquina, a esperar que pasara el tiempo, como cualquier otro día.

Se abrió la puerta y entró una ráfaga de viento helado que me hizo estremecer. Un hombre alto y delgado saludó al encargado de la tienda.

-Buenos días.

-Buenos días -respondió el encargado-. ¿Que desea?

Deje de escuchar y me dormí. Cuando desperté estaba todo oscuro y me encontraba en el interior de una caja. Cuando abrieron la tapa, entró una luz cegadora. Me asusté y, entonces, unos brazos pequeños me agarraron comenzaron a acariciarme. Me encontraba en una habitación llena de adornos. La niña que me sostenía tenía ocho o nueve años y parecía muy feliz conmigo.

-Toby -me dijo-. Te llamarás Toby.

Entonces empezamos a jugar con una pelota. Nos hicimos muy amigos. Todos los días, por la tarde, salíamos a jugar al parque, pero al cabo del tiempo ella solo quería estar con sus amigas. Se olvidó completamente de mí.

Poco a poco, comenzaron a olvidarse de darme comer. Me quedé muy delgado y sin fuerzas. Un día me cogieron y me montaron en el coche. Pensaba que me llevarían al veterinario, pero, de repente, pararon el motor. Me bajé muy contento, cerraron la puerta y se fueron.

Me quedé en medio de la carretera, en un lugar desierto. Empecé a correr detrás de ellos, para no quedarme solo. Un coche pasó a toda velocidad a mi lado y me aplasto una de mis patas delanteras. Seguí andando,a tropezones, pero al cabo de un rato me caí y ya no me pude levantar.

Llegó la noche y empezó a llover. Enfrente de mí se formó un charco y me acerque a beber un poco. Así recuperé algunas fuerzas para seguir caminando. Al día siguiente me volví a caer y pensé que iba a morir.

Era de noche y empezó a hacer frío. A lo lejos vi una luz, que se acercaba poco a poco, hasta que distinguí con claridad que era otro coche. De él se bajó una chica joven que me cogió y me colocó en el asiento trasero. Ella se sentó al volante. Perdí el conocimiento.

Cuando desperté, estaba en una celda con otros perros. Me habían puesto un plato de comida y otro de agua. Me lo comí todo y me sentí mucho mejor.