VI Edición

Curso 2009 - 2010

Alejandro Quintana

Vivir sería una gran aventura

Eva González Fernández, 17 años

                   Colegio Puertoblanco (Campo de Gibraltar)  

Todos tenemos alguna película que nos gusta especialmente, por diversos motivos: que seamos románticos o nos guste la acción o las historias fantásticas.

El otro día me quedé sola en casa y decidí matar el aburrimiento con un DVD. Con sorpresa, horas después descubriría que había disfrutado con la cinta. Se titula “Una pareja de tres”. No es una película extraordinaria, simplemente muestra la realidad, una realidad que mientras veía deseaba para mí. Narra la historia de una pareja de recién casados que se compra un perro. A lo largo de la trama vemos como se va desarrollando la vida de este matrimonio, sus problemas, sus felicidades, los hijos que llegan, etc. Pero el director se centra en la vida del perro como parte de la familia desde el momento en el que se casan hasta que muere el animal.

Lo mejor es la imagen que muestra de la familia, como algo bueno y bonito por lo que merece la pena vivir y luchar. Es importante que todavía haya gente que quiera mostrar de esta manera el matrimonio, ya que en el cine no se le da mucha importancia. La forma con la que los protagonistas encaran los problemas nos sirve para darnos cuenta de que merece la pena pelear por el bien del otro. Un ejemplo: ella deja de trabajar para cuidar a los niños, con los que no tenía un momento de sosiego. En una escena, acabados de acostar sus hijos, se tumbó para relajarse pero, como todas las tardes, llegó el camión de la basura haciendo ruido y el perro se puso a ladrar, despertando a los pequeños. Como consecuencia cuando vino su marido ella estaba enfadada acusándole de que estaba cansada de hacerlo todo. Terminaron discutiendo, pero al día siguiente con más clama aclararon las cosas.

Cada vez hay más divorcios porque no somos capaces de comprometernos. Ante cualquier problema tiramos la toalla en vez de luchar por solucionar las cosas. Nos estamos incapacitando a la hora de pelear por las cosas que de verdad merecen la pena, contentándonos con un “es que se acabo el amor” como toda escusa.

Si dos personas se han querido, el amor puede perdurar. Quien se desenamora debe reconocer que no se esforzó lo suficiente, que no ha hecho sacrificios por el otro, que es lo que se requiere en estos casos, como el protagonista de la película, un periodista que realizaba dos columnas semanales, y cuando nació su tercer hijo decidió hacer sólo una.

Muchos se pierden esta gran aventura que es la familia, lo mejor que tenemos.