X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

Whatsapp y traición

Laura Dávila, 16 años

                 Colegio Ayalde (Bilbao)  

-Hola, ¿cómo vas?

-Bien, ¿y tú?

-Te he echado en falta el finde.

-Y yo también. Estaba deseando oír la campana. Ja, ja, ja. Estoy en casa, luego hablamos; hay moros en la costa.

-Junio del 2014-

-Hola Olga, soy Víctor de la sección de compras, me han dicho que empezabas hoy.

-Sí, tengo un contrato en pruebas por seis meses…

-Seis años más tarde-

Seguían viéndose, pero ya no eran tan solo amigos, sino amantes. Vivían una vida feliz como dos jovenzuelos disfrutando de lo prohibido, de los escarceos y de lo desconocido.

Olga llevaba una doble vida con su marido, al igual que Víctor con su mujer.

El tiempo transcurría sin sobresaltos, excepto los propios de los amantes.

Un día cualquiera sonó el “DING” del whatsapp de Víctor. Estaba en casa, pero no pudo aguantar y fue a ver quién era. Se trataba de Olga. Se le iluminaron los ojos y María, su mujer, se percató de que algo malo estaba pasando.

Minutos más tarde Víctor entró a la ducha. Fue entonces cuando su esposa hizo algo que nunca imaginaría que podría hacer: revisar la intimidad de su marido. Fue así como descubrió que esa sonrisa pícara escondía un amor prohibido.

Pasaron días, meses… María seguía callada como si nada hubiera sucedido. Pero un día, después de toda una noche sin dormir, decidió que Víctor no era merecedor de su amor y se dispuso a resolver el problema de una vez por todas.

Víctor lo negó todo, pero lo escrito, escrito estaba.

L a relación entre María y Víctor se rompió para siempre. Olga vio las orejas al lobo y decidió también cortar su relación con él.

Así acabó una relación secreta e ilícita y Víctor se quedó solo con su whatsapp y su mala conciencia. Estaba arrepentido.