XV Edición

Curso 2018 - 2019    

Alejandro Quintana

Yo no

Ignacio De Grassa, 17 años

Colegio Munabe (Vizcaya)

Nuño no recordaba a sus padres. Lo único que sabía sobre ellos era lo que le habían contado sus profesores: que murieron en un accidente de coche cuando él tenía tres años. Desde entonces vivía en aquel orfanato, donde había crecido hasta convertirse en un adolescente.

La mayor parte de sus compañeros eran mayores que él, pero no le importaba. Era un chico solitario que dedicaba su tiempo libre a curiosear por las instalaciones, pero nunca sobrepasaba los límites que establecían las normas de convivencia, que no eran pocos. Nuño cumplía las normas, estudiaba y, por lo general, no convivía con los demás más allá de lo necesario. Vivía en su burbuja y eso le bastaba.

Un día conoció a un hombre en los jardines del orfanato. Era el nuevo jardinero. Dio la casualidad de que ambos amaban la Naturaleza, así que se hicieron buenos amigos.

Una tarde se encontró al jardinero estudiando debajo de las ramas de un árbol. Quería presentarse a un grado con el que poder cambiarse de trabajo. Al ver la cara de tristeza de Nuño, le explicó que no se iría de allí sino que pretendía ascender en la organización del orfanato. En ese momento, un profesor llamó al jardinero desde una de las ventanas. Este se levantó y dejó el libro sobre la hierba. Nuño lo tomó sin permiso y se lo llevó a su cuarto. Entonces empezaron sus quebraderos de cabeza.

Se trataba de un manual de Psicología que hablaba sobre las características de las distintas enfermedades mentales, los tratamientos en manicomios, las peculiaridades de esos lugares y del personal que trabaja en ellos, etc... Al muchacho le impactó saber que los lunáticos no admiten su locura, pues creen estar sanos. Se planteó un terrible interrogante: ¿y si resultaba que él estaba en un manicomio en vez de en un orfanato?.

«Imposible, yo no estoy loco».

Pero los locos nunca admiten estar locos…

¿Y si en vez de «alumnos» y «profesores», aquel lugar lo ocupaban pacientes y doctores?... ¿Y si su vida era una fantasía?... ¿Y si sus padres no habían muerto y todo era fruto de su imaginación?...

«¿Loco? Yo no».

Nuño comenzó a gritar.

Al momento entraron unos hombres vestidos con batas blancas, le sedaron y se lo llevaron a una sala de aislamiento.