VIII Edición

Curso 2011 - 2012

Alejandro Quintana

Adictos a la pantalla

Patricia Anastasia Olmeda, 16 años

                 Colegio Monaita (Granada)  

Ayer fui caminando por la calle porque había quedado con mis amigas. Pero tengo la sensación de que muchas de ellas, realmente, parecían estar en otro lado. No hay una que no tenga una blackberry, un iphone u otro móvil que les permite mantener un chat y vivir conectadas a internet.

Hablan con sus amigas, pero cuando están con estas en persona, ¡hablan con otras! Y así continuamente.

Me subí al autobús que me lleva a casa y me senté al lado de un joven que, cómo no, teclea sin cesar. A una mujer que tenía en frente le sonó el teléfono con un timbre que, según creo, indica la llegada de un mensaje. Detrás escuché a dos chicas mas o menos de mi edad, que comentaban las ventajas del Samsung tan chulo que acaban de lanzar al mercado.

Todas estas personas parecen estar con mucha gente a la vez, hablar con quien quieran desde muy diversos lugares. Y yo, que aún no tengo ninguno de estos aparatos que permiten contactar con la gente tan fácilmente, aprovecho las ocasiones para estar con la gente a la que aprecio.

Allá donde miro, veo esclavos del móvil que no pueden permanecer mucho tiempo realizando cualquier actividad si antes haber consultado el aparatito de marras. Yo tengo la suerte de poder pasar todo un día fuera, sin preocuparme porque se me está agotando la batería o porque no tengo cobertura. Además, disfruto cuando estoy con un amigo o amiga que se atreve a dejar el teléfono dormido.