XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

Amar sin comprender

Gabriela Masaveu, 17 años

                 Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría)  

Mi madre afirmaba, categóricamente, que para amar a alguien había que comprenderlo. ¿Es necesario comprender para amar? ¿No será más fácil entender a alguien si lo amas?…

Nunca cejo de darle vueltas a muchas de las frases que brotaban del discurso ameno e inteligente de mi madre, ahora que no está conmigo y que tanto la añoro.

¿Por qué será que ahora, y no cuando la tenía junto a mí, no puedo quitármela de la cabeza y del corazón? ¿Por qué cuando estaba conmigo no pensaba tanto en ella ni disfrutaba de su cercanía como ella se mereció? ¿Por qué he dejado que se vaya, sin quedarme con el tiempo que ahora necesito pasar con ella? ¿Por qué no quiero sentirme culpable?

Con su marcha repentina he sentido un dolor insoportable en el alma y en el cuerpo, como si me hubieran abierto en canal. No podía imaginar que la pérdida de un ser muy querido doliera tanto. Sí que vislumbraba lo mucho que la quería y lo que me resistía a comprenderla.

Nunca sabré si, de haberla entendido mejor, la hubiera amado más. Pero sí hay algo que tengo por seguro, aunque no esté conmigo: desde su partida de esta vida sigue a mi lado. Muchas veces incluso llego a sentir su presencia, lo que me provoca un dolor cada vez más intenso.

Y lo más sorprendente de todo, es que la quiero cada día más.