XI Edición

Amor imposible

Cristina Ferrer, 14 años

                  Colegio La Vall (Barcelona)  

Estaba confusa. Aquel encuentro, totalmente inesperado, hizo que mi corazón latiera de nuevo. Se cruzaron nuestras miradas. Yo no sabía si saludarle o si hacer como si no le hubiera visto.

Las puertas del metro se cerraron y continué hablando alegremente con mis amigas de clase acerca del examen de Naturales.

A retazos me fui dando cuenta de que había crecido mucho y que el pelo se le había rizado ligeramente.

Se había colocado de espaldas a mí. Confié en que un frenazo inesperado le hiciera girarse hacia mí para, así, poder contemplar su rostro.

Me asaetaban los recuerdos… Hacía demasiado tiempo que no le veía. Cada semana que pasó su faz se me fue desdibujando más y más, y el amor sentí por él se fue ahogando poco a poco.

Llegamos a mi estación. Mis amigas y yo nos bajamos. Deseé que él también se bajara del vagón, pero no fue así.

Sonó un pitido antes de cerrarse las puertas.

Con una última llama de esperanza que aún ardía en mi corazón, traté de verle. Era tarde, pues estaba sentado y le ocultaban los cuerpos de otros pasajeros. Dos segundos después, arrancó el metro y con él mi esperanza de revivir aquel amor imposible.