VIII Edición

Curso 2011 - 2012

Alejandro Quintana

Angelito de alas negras

Ana Sánchez Balugo, 14 años

                 La Vall (Barcelonal)  

Hace tiempo nació un ángel, Angelito de alas negras. Así era conocido porque sus alas eran negras como el carbón. A diferencia del resto de los ángeles, que las tenían claras, creció en soledad, discriminado, ajeno al amor.

Angelito fue al colegio, pero allí los otros ángeles le maltrataban. Lloraba y lloraba, hasta el punto de quedarse sin lágrimas. Intentó buscar algo en su corazón, pero por muy adentro que mirara sólo encontraba el vacío y la soledad.

Un día fue al bosque a mirar las estrellas. No lo comprendía: ¿por qué, si el cielo de la noche era negro y las estrellas eran de luz clara, se unían para formar un mantel tan maravilloso? ¿Por qué los angelitos no? Angelito sería el cielo y arroparía todas las estrellas, el resto de ángeles, con sus alas negras y con ese amor que le había faltado. Entonces se dio cuenta: el tiempo que había soñado vengarse a base de odio era tiempo perdido de mala manera. Debía amar, porque el amor es lo único que cura heridas y une lo que siempre ha estado separado.

Tras llegar a esta conclusión, salió a pasear con la más bonita de sus sonrisas, aunque le costara un poco mantenerla. Fue entonces cuando vio a un angelito pequeño que se había perdido y estaba llorando desconsolado. Además, tiritaba a causa de la fría lluvia que caía esa tarde. Angelito de alas negras no se lo pensó dos veces y fue a socorrerlo: se quitó la chaqueta para prestársela. Al mirarle a la cara, reconoció que aquel ángel era su vecino. Varias veces le había visto por el parque y sabía dónde paseaba. Se llevó corriendo al niño en brazos y bien arropadito, hacia el lago. Allí la vio: era una madre que buscaba desconsoladamente a su hijo. Al verlo con Angelito, ella se asustó. Pensó que aquel monstruo lo había matado.

Pero no encontró lo que esperaba sino a un ángel que daba todo el amor que a él le había faltado a un chiquitín desconocido.

Por todo el cielo comenzó a hablarse del suceso. Al fin se percataron de que Angelito era, a pesar de su aspecto, el ángel que más y mejor amaba a todos. Por otro lado, aprendieron una gran lección: alguien distinto no tiene por qué ser peor.