VII Edición

Curso 2010 - 2011

Alejandro Quintana

Auténticos peregrinos

Isabel Trius

                  Colegio La Vall (Barcelona)  

Caí de rodillas sobre la superficie rocosa. No podía más. Llevaba meses esperando ese momento, y, después de todo, acababa derrotada bajo el sol abrasador.

Mis ojos, empapados de lágrimas; mi entrecortada voz entonando ese hermoso rezo que dice “ad te suspiramus, (...) in hac lacrimarum valle...”... Entonces, Madrecita, te divisé. Estabas allí, en el santuario de Jasna Góra aguardando mi llegada. Aún tendrías que esperar unas horas más, pues quedaba un día de camino. Llegaríamos a Czestochowa a la mañana del día siguiente. Ya nadie podría decir que no nos habíamos convertido en auténticos peregrinos.

Acabó la plegaria y, ayudándonos unos a otros, conseguimos ponernos en pie. Aún quedaba un tramo de camino y mis piernas sentían el escozor causado por mi alergia al asfalto. Proseguimos la ruta que cada vez nos acercaba a más a ti, Virgen Negra, tanto exterior como interiormente.

Transcurrida la dura etapa de viaje, entramos en el lugar donde íbamos a pasar la noche. Alimentados y aseados, nos dispusimos a dar gracias al Señor con una Misa en la preciosa iglesia del pueblo.

Tras la cena, disfrutamos con una divertida tertulia y un “buenas noches”, nos metimos en los sacos de dormir. Se apagaron la luces y se hizo el silencio. Pasé unos minutos de expectación, todavía despierta. “Mañana daremos fin a nuestra peregrinación. Con el ritmo de alegres canciones arribaremos a la montaña clara”.

Tras cinco días de camino y un largo recorrido, llegaríamos a tu morada, reina polaca, donde tú me estabas esperando.