XI Edición

Bajo el flexo

Sofía Báñez, 15 años

                Colegio Tierrallana (Huelva)  

La hoja arrugada del mes de junio yacía sobre la mesa. El sol brillaba radiante sobre el manto azul y cegaba a aquel que lo desafiaba. Todo indicaba el fin del curso escolar y, por tanto, el consiguiente retorno del esperado verano. Sin embargo, para Nancy parecía no haber diferencia alguna en la época estival respecto al curso.

De camino a casa, traía consigo el boletín de notas. Era consciente de que la mayoría de las tardes las había pasado holgazaneando, de espaldas a los libros. Había preferido dedicar el tiempo a su colección de figuritas y a las revistas de prensa rosa.

Su madre, desesperanzada, no localizaba ningún aprobado en aquella enrevesada hoja que condenaría, una vez más, a Nancy. Tendría que privarse de los días de playa, de las salidas en bicicleta y de los helados que ayudaban a sobrellevar las altas temperaturas.

Durante los primeros días, se vio sacudida por retahílas y sermones. El interior de Nancy era una explosión de arrepentimiento, desmotivación y aburrimiento. Las tardes, bajo la luz del flexo, las pasaba encerrada en su habitación y le parecían interminables. Sus propósitos de aprobar el curso fueron en vano: imaginaba constantemente divertidos planes y partidos de fútbol en la orilla del río.

No podía seguir así.

Después de dos meses y medio, se percató de su inmadurez y de lo incierto de su futuro. Quizás no podría recuperar el tiempo perdido, pero había llegado el momento del trabajo y sus consecutivas recompensas.

Había llegado la hora del cambio.