XIII Edición

Curso 2016 - 2017

Alejandro Quintana

Cambios en la enseñanza 

Camino Yanguas, 15 años  

                 Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría)  

Siempre me ha llamado la atención este tema, en especial ahora que nos está afectando a todos los estudiantes directamente. Sé que, con el paso de los años, se han ido cambiando las leyes de educación, y no lo critico. Pero cuando hablamos de una ley tan importante como es la de educación, los alumnos —que somos quienes padecemos las consecuencias de cada cambio— nos preocupamos. Yo he empezado este curso creyendo que tendría que enfrentarme a un examen global de toda Secundaria, pero hace poco nos anunciaron que lo habían suprimido… Con lo de «nos preocupamos» quiero decir que no sabemos qué va a pasar ni qué más van a cambiar, y eso nos genera mucha inseguridad.

Resultaría más fácil comprender tanto cambio si el resultado fuera positivo. Sin embargo, año tras año los informes advierten del bajo rendimiento académico, del aumento de porcentaje de abandono escolar temprano y de muchos otros problemas que siguen sin encontrar solución.

Además, y aunque no tengo experiencia en leyes, sí que observo que todos estos cambios obligan a los maestros a cambiar sus programas; a las editoriales, a volver a redactar, imprimir y distribuir los libros de texto, a veces a contrarreloj; y a los alumnos —entre los que me encuentro— a estudiar un año una determinada asignatura, para luego dejarla aparcada al año siguiente. Esto último me ocurrió con la asignatura de Sociales; empezamos el año con un libro, y a los dos meses tuvimos que cambiar de edición… Esto causó un trastorno tanto a la profesora como a nosotros, y supuso un descenso importante en las notas de la segunda evaluación. Por no hablar de que algunos se vieron obligados a fotocopiar y otros a compaginar los dos libros a la vez…

El sistema educativo debería dar una impresión de estabilidad y de seguridad. Cambiar su funcionamiento cada poco tiempo no contribuye a su mejora sino a su deterioro. Ojalá que, antes de volver a cambiar una ley educativa, se estudie en profundidad si la eficacia que se pretende va acompañada del desinterés político o si, por el contrario, no es más que un giro hacia el partido gobernante.