XX Edición

Curso 2023 - 2024

Alejandro Quintana

Cuerpo y mente 

Carlos Garde, 17 años

Colegio Mulhacén (Granada)

Acabo de destinar un tiempo a ver vídeos publicados en las redes sociales. Me detengo en un vídeo que explica cómo hacer crecer mi espalda; otro que me enseña la forma correcta de entrenar el bíceps; en el siguiente me comparan los nutrientes de distintos alimentos con su equivalencia en cucharadas de proteína en polvo; uno más me muestra el imponente físico de un culturista de diecisiete años, es decir, justo de mi edad. Cuando dejo el teléfono, me pregunto por qué se ha extendido entre nosotros la obsesión por el ejercicio. Mejor, la obsesión por los resultados corporales del ejercicio.

No hay ni que decir que hacer deporte es una actividad excelente para la salud. Sin embargo, hay que ponerle unos límites, antes de que nos lleve a sacrificar todo nuestro tiempo libre, todas nuestras energías e, incluso, nuestra salud. Hay que tener en cuenta que las redes sociales nos empujan a centrarnos en nuestro aspecto, algo que tampoco tiene por qué ser negativo, pero lo que al principio aumentaba nuestra autoestima ahora nos hace caer en el exceso, lo que significa una amenaza contra nuestra salud corporal y mental.

El poco valor que le damos a formarnos un intelecto poderoso juega un papel importante en esta cuestión. ¿Por qué esforzarnos en entrenar la mente, si eso no nos hace lucirnos ante los demás? El tiempo que dedicamos a que nuestros músculos crezcan, podríamos usarlo para informarnos, aprender a pensar, o para hablar con los demás. Tendemos a valorar a las personas desde una opinión epidérmica, juzgamos los libros por sus envoltorios y nos centramos en nuestra portada más que en nuestro contenido, cuando es el contenido el que nos hace cercanos a los otros, el que nos hace triunfar académicamente, el que nos hace interesantes una vez queda superada la barrera del prejuicio físico. 

Siempre que triunfen los influencers encargados en insistir que tenemos que trabajar los músculos sin descanso, no compartiremos aquellos contenidos que ayudan a desarrollar la mente. ¿Por qué no lo intentamos? Muchos pensarán que es más fácil quedarnos como estamos, y tienen razón. Pero yo, al menos, no estoy dispuesto.