XI Edición
Curso 2014 - 2015
De la botella al barril
Patricia Rus, 14 años
Colegio Entreolivos (Sevilla)
Se obligó a arreglarse más de lo habitual porque era el día en el que empezaba a trabajar.
Había aceptado el empleo porque necesitaba aspirar a algo mejor en la vida. Su rutina hasta hace unos días consistía en ir dando tumbos por la calle, sin meta fija. Pero después de varias semanas con la botella de vino en la mano, apareció ella con el firme propósito de quitársela, a la fuerza si hacía falta.
Le había planteado una serie de trabajos, a cada cual menos apropiado para él. El que al fin escogió era algo peculiar para su situación, pero lo eligió porque a largo plazo sería un remedio para su vicio.
Entrar en las frías y oscuras bodegas, abrir los barriles, servir los decantadores… Esas eran sus pasiones. Cada vez que se necesitaba catar un nuevo vino, disfrutaba en cada sorbo. Sabía que solo podía probarlo una vez al día; por eso se concentraba en oler el aroma que desprendían las cubas.
Al fin pudo darle uso a su don: el de distinguir tanto olores como sabores tiene el vino.