IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

Desde mi ventana

Rocío Martínez Rodilla, 15 años

                 Colegio Altaviana (Valencia)  

Desde mi ventana se ve el mar, una extensa línea color azul turquesa que le da un toque mediterráneo a la ciudad. El cielo, despejado como de costumbre en esta época del año, recubre nuestro entorno. Cada vez que lo miro sueño con volar.

A veces me asusta pensar que algo tan real como el cielo pueda ser, a la vez, inalcanzable. El sol de otoño colorea los tejados y da vida con un tinte sangrante a las fachadas de la ciudad. Bandadas de pájaros se elevan rozando el aire con un elegante movimiento de alas y formando extrañas figuras. Los pájaros: kilómetros y kilómetros recorridos, miles de ciudades visitadas y aquí descansan, dispuestos a pasar parte de su trayecto en nuestra ciudad.

Desde pequeña vivo como una tradición sentarme al lado de la ventana para escuchar el sonido callado del atardecer. Con el tiempo le he cogido aún más cariño a esta costumbre que forma parte de mí.

Me gusta oler la lluvia, sentir su tacto sobre mi piel cuando el sol se despide elevando los últimos rayos. El viento agita las hojas secas y las farolas recobran vida. El cielo desprende ahora una luz grisácea y el mar deja de ser visible a mis ojos. Anochece y se eleva la luna como guardiana nocturna. Hoy está más redonda que nunca. Al mirarla, me siento protegida por su luz tan dulce.

Comienzo a quedarme dormida. Mientras se me cierran los ojos, me imagino junto a la luna y sueño con una niña que ve el mar desde su ventana.