IV Edición

Curso 2007 - 2008

Alejandro Quintana

El arte de decir no

Sandra Ruiz, 15 años

                Colegio Vicaya  

En apariencia resulta muy sencillo dar una negativa por respuesta ante un ruego, mandato o petición de cualquier persona. Sin embargo el “no” se atasca en la garganta de muchas personas que al final asienten ante lo que no desean cuando su cerebro esta transmitiendo la orden opuesta.

Las personas que sufren este problema no son minoría. Sin embargo, es difícil detectarlo ya que nos avergüenza admitir esta muestra de nuestra falta de personalidad. Por eso es bueno dar a conocer que es una debilidad que sacude a una gran parte de los seres humanos.

Es obvio que nos vemos presionados a satisfacer los deseos de los demás aunque nos suponga un coste demasiado elevado. Tenemos miedo al rechazo, algo que forma parte de las características de los hombres, que somos una especie social. Necesitamos la aceptación del resto, incluso la de nuestros desconocidos, como si estuviésemos siempre obligados a “quedar bien”. Pero a veces nos faltamos al respeto a nosotros mismos, rechazando nuestras preferencias, aquello que de verdad nos beneficia por no dar a conocer nuestra verdadera cara. En fin, que no saber decir “no” es otra forma de hipocresía.

Es bueno saber que también hay quien se aprovecha de esta debilidad manifiesta para beneficio propio. Utilizan todas sus tácticas para embaucar con el propósito de que la otra persona se sienta presionada y no encuentre otra vía de escape que la de acceder a su petición.

No hay que dejarse manipular. Hay que saber valorar con objetividad lo que nos conviene en cada momento, incluso lo que conviene a quienes queremos de verdad y perder el miedo a decir “no”.