XVIII Edición

Curso 2021 - 2022

Alejandro Quintana

El día que lo cambió todo 

Sarah Clemente, 16 años

Colegio IALE (Valencia)

Marta se quedó en pie frente a la puerta de su nuevo colegio. 

<<Nuevo colegio, nuevos amigos, nuevos profesores, nuevos compañeros…>>, pensó. <<En resumen, una nueva vida>>.

Así era como sus padres querían que lo viviera. Estaban cansados de encontrársela por las noches llorando en su habitación a causa de los insultos de sus compañeros, de comprobar que la aislaban en los recreos. Llevaba varios cursos sufriendo bullying. Por eso aquel nuevo colegio podría ser una oportunidad para que empezara de cero y dejara atrás tanto sufrimiento.

Una vez surcó las puertas, a cada paso que daba le iban venciendo los nervios. Se sintió observada por los chicos y chicas que conversaban en el patio. Tuvo la sensación de que la analizaban, una vez más, como si fuera un bicho raro que había llegado desde otro plantea. 

Antes de llegar al edificio le despertó la angustia, le tentó dar media vuelta y perderse por las calles de la ciudad, pero una muchacha acudió a buscarla. Al descubrir su sonrisa amigable, se sintió aliviada. 

–Debes de ser nueva ¬–le habló–. ¿Cómo te llamas?

–Marta –le respondió con un hilo de voz–. ¿Y tú?

–Irene.

Entraron juntas en el edificio y descubrieron, en las listas que colgaban del tablón, que iban a compartir la misma clase. 

–Vamos,;te quiero presentar a tus nuevos compañeros.

En aquellos primeros días del curso, Marta fue entablando amistad con todos ellos. Se sentía confiada. Los años que había sufrido por ser la rarita a causa de sacar buenas notas, por apenas hablar en clase, por hacer siempre los deberes… habían quedado atrás. Supo que, en efecto, se había llenado de esperanza y optimismo.

Cuando llegó a casa, sus padres la aguardaban nerviosos.

–Cuéntanos –le pidieron nada más verla.

Lo primero que hizo Marta fue sonreírles como señal de que todo había ido bien. Ellos cruzaron una serie de miradas cómplices. Supieron que la decisión de aquel cambio era la mejor que podrían haber tomado. Y se abrazaron los tres.


Tras aquel momento tan emotivo, Marta les describió como se sintió al llegar, el momento en el que conoció a Irene, las primeras impresiones sobre sus compañeros… 

–Creo que voy a ganar confianza en sí misma –afirmó–. Que voy a quererme por primera vez después de mucho tiempo y que voy a confiar de nuevo en los demás. 

–Y que vas a hacer muchos amigos –completó su madre.

Marta aprendió que no era culpable de todo lo que le había sucedido, que ella no había hecho nada para merecerse aquel dolor, que los reproches de sus antiguos compañeros no eran ciertos. Llenó de aire los pulmones y llenó la casa de carcajadas.