VII Edición

Curso 2010 - 2011

Alejandro Quintana

El orgullo de mi tuenti

Jon Asier Bárcena, 16 años

                Colegio Vizcaya (Bilbao)  

En repetidas ocasiones han criticado los articulistas de Excelencia Literaria -también, por supuesto, en otros lugares- a las redes sociales. Perece que su finalidad es crear adicciones entre los jóvenes, violar la intimidad y hasta facilitar el trabajo a los pederastas o chantajistas sin escrúpulos.

La realidad, por contra, es bien distinta. Sólo consiguen generar adicción en quienes ya tenían algún tipo de carencia psicológica o complejo, entre las que destaco la necesidad de sentirse aceptado por los demás o un profundo tedio a causa de la falta de calidad del sistema educativo durante toda la etapa obligatoria. Por otro lado, en estas redes cibernéticas sólo se viola la intimidad del descuidado, porque podemos cometer el error de exponer nuestra vida mediante fotos personales, como si buscásemos probar algo a los demás. Es mejor aferrarse a esa vieja escuela que prefiere narrar la misma historia hasta saciarse (o saciarles) antes que editar un cíber-diario-fotográfico.

Considerando que existe la tecla imprimir pantalla, contra la que no hay protección, así como programas más complejos, nuestra única protección es alejar nuestra propia idiocia y subir sólo aquellas fotos que no nos importaría que viesen nuestros padres o los padres de nuestros amigos. Asimismo, hay que tener cuidado con no precipitarse. Una vez, por pereza, pulsé la tecla de agregar todos los contactos de mi e-mail en mi facebook. ¡Menos mal que mis profesores no tenían una cuenta...! Y cuidado con la opción de que vean las fotos los amigos de tus amigos, pese a que no sean tus amigos…

Respecto a sus buenos usos, las redes nos ayudan a contactar con aquellas personas que ves una vez al mes (o incluso menos). Igualmente, pese a que no sea recomendable hacer nuevas amistades vía Internet, sirven para recuperar viejas amistades. Me acuerdo de la alegría que sentí cuando oí noticias de una amiga a la que tenía casi olvidada. Nuestra antigua amistad rogaba que la despertásemos de su letargo.

En conclusión, las redes sociales son armas de doble filo, así que escoge el que te conviene, actúa prudentemente y disfrútalas.