XX Edición

Curso 2023 - 2024

Alejandro Quintana

El punto decisivo 

Blanca Salido, 14 años

Colegio Adharaz (Sevilla)

Aquella tarde se disputaba la final de la liga federada de voleibol femenino. El equipo de Amalia desafiaba al Palestra, que era el favorito, pues nunca habían conseguido vencerlo.

Amalia llevaba el número 7 en la espalda y el balón en las manos. Le correspondió el saque decisivo que podía brindarles el set, pues el marcador señalaba un 2 a 2, es decir, ambos equipos estaban empatados a juegos. Además, competían por un puesto en la clasificación nacional. 

Se hizo el silencio en las gradas del pabellón. El público observaba atentamente a la jugadora, conteniendo la respiración hasta que sonó el fuerte pitido del árbitro. 

Amalia botó la pelota tres veces, la lanzó todo lo alto que pudo y cogió carrerilla. Dio un paso, otro, se alzó sobre los talones y, con toda la fuerza contenida en su brazo, le soltó un golpe seco al balón sirviéndose de los puños. Juanjo, el entrenador, cruzó los dedos. La pelota impactó contra la red, lo que provocó un grito ahogado en la afición.

Amalia era la capitana, así que no podía derrumbarse. Levantó la vista al frente para encontrarse con las miradas ansiosas de sus compañeras. Enseguida se giró para cruzar los ojos con los de Juanjo, quien con una sonrisa tranquilizadora le dijo:

—¡Tranquila! Es solamente un saque; no pasa nada. ¡A por el siguiente! –le sonrió–. El equipo depende de ti, ahora más que nunca. Te necesitamos, así que quiero que estés de vuelta en el partido.

Amalia comprendió lo que debía hacer:

—Chicas, lo siento –se dirigió a sus compañeras–. ¡Vamos a por el siguiente punto!. El partido es nuestro.

Unas y otras se sonrieron, y se colocaron en sus posiciones para recibir la pelota que pudiera devolverles el Palestra.

Amalia, que era colocadora, le señaló con la mano a la jugadora central por dónde debía atacar. Se avecinaba el siguiente saque. Estaba decidida a superar la presión.

María recibió el balón con alguna dificultad, pero consiguió dejarlo en la posición exacta donde Amalia podría colocarlo. Lidia, la central, estaba preparada para completar la táctica que todas habían estudiado con Juanjo. Así que se dirigió a la zona tres del campo, alzó la mano y le pegó con coraje al balón, que salió disparado hacia la zona uno del campo contrario, donde las jugadoras no pudieron defenderse de aquel ataque.

Volvieron a colocarse un punto por delante –15-14–. Si ganaban el siguiente saque, el puesto en la competición nacional sería para ellas.

Esta vez fue Lidia la encargada del saque. Intentó realizar un punto directo, pero el equipo contrario recibió el balón sin dificultades y armaron su ataque por la zona cuatro del campo. Las del equipo de Amalia permanecieron inmóviles durante el bloqueo, la pelota impactó en la manos de la central y cayó lentamente en el campo enemigo.

Sonó el silbato. Habían ganado el partido.