XIII Edición

Curso 2016 - 2017

Alejandro Quintana

El secreto de la magia 

Carmen Rodríguez Ostos, 17 años  

                 Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría)  

«Nada por aquí, nada por allá…», suelen decir los magos antes de sorprendernos con sus juegos de manos. Sin embargo, a medida que uno crece y hace uso de la razón, se da cuenta de que la magia no es tan misteriosa como cuando la miraba a través de sus ojos de niño, llenos de ilusión y sorpresa.

No hacen falta estudios científicos para verificar que la expectación ante un truco de magia disminuye a medida que el público crece. Por eso, la mayor parte de los adultos cree que la magia no existe, que simplemente son juegos de ilusionismo.

Cuando un ilusionista hace por primera vez un número sorprendente, el público aplaude asombrado. Si vuelve a repetirlo, seguirá siendo admirable pero no causará el efecto anterior, ni mucho menos. En el caso de que lo realizara una tercera vez, es posible que la gente se muestre indiferente, aunque la «magia» haya sido la misma.

Todos los días la vida nos sorprende con espectaculares destellos de magia, solo que no nos damos cuenta, como son los colores que pintan el cielo en una puesta de sol, la felicidad que produce estar rodeado de los que más te quieren, la rapidez con la que el corazón late cuando ves a esa persona que te hace «tilín»…, incluso la capacidad que tiene el ser humano de superar adversidades.

Es posible que tengamos una idea unidireccional respecto al concepto de “magia”. Más aún, es más que probable que lo hayamos reducido a conejos, trucos de escapismo o pañuelos interminables de colores. Sin embargo, todos somos espectadores de un gran espectáculo sin trucos de ilusionista, pero a la vez salpicado de ilusión. Somos nosotros, no los magos, quienes debemos darnos cuenta de que la verdadera magia ocurre a cada minuto en nuestro entorno y en nuestro interior.