XIII Edición
Curso 2016 - 2017
Ellas no esperan
Camino Yanguas, 15 años
Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría)
En ocasiones parece que no haya tema más importante para las chicas adolescentes que el de tener o tener novio. Es más, hay algunas que se cansan de estar a la espera de un príncipe azul (ese joven apuesto y simpático que se enamora perdidamente de una doncella en la mayoría de los cuentos, y que, hincando su rodilla en el suelo, le declara su amor eterno) y prefieren convertirse en las hermanastras de Cenicienta, persiguiendo a los chicos con la misma intensidad con que ellas se lanzaban en pos del príncipe.
Se ha pasado de un «ten cuidado con los chicos listos de turno» a «ten cuidado con las chicas listas de turno».
Puedo apreciar este cambio en mis amigos: suele haber una a la que le hace gracia uno, pero es frecuente que ese uno esté cansado de ella. Por su parte, la chica en cuestión no le deja dar el primer paso, siendo ella la que decide ir abriendo camino. Así, el juego del enamoramiento pierde mucha emoción.
Tanto me llama la atención este tema que he querido hacer un estudio para recoger más opiniones. Las veinte personas que han participado en mi encuentra tienen edades que oscilan entre los quince y los dieciocho años. A todos ellos se les ha formulado la siguiente pregunta: «Entre un chico y una chica, ¿quién crees que se insinúa a quién? ¿Por qué?».
Los resultados del estudio coinciden con mi teoría: el 90% de las encuestados piensan que es la chica la que inicia la relación. ¿Los motivos? Los dos principales que se han barajado han sido el deseo de llamar la atención y el miedo a resultar impopular entre sus amigas.
Después de mi observación y de este estudio de campo, he llegado a la conclusión de que las chicas que van buscando novio desesperadamente se autoengañan si creen que esa es la mejor forma de sentirse valoradas. No conviene olvidar que Cenicienta no se ganó al príncipe con un “bibidibabidibu”, sino manteniéndose firme en el propósito de ser ella misma.